1. Mi prima y yo


    Fecha: 23/02/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... solo un short, descamisado, ella estaba con una licra corta, un top blanco y debajo unos brasieres blancos con encajes, al recostarla contra la orilla debajo de un árbol frondoso, me monte sobre ella y no dejaba de besarla, esta vez yo me apoyaba con mis manos sobre la arena para no aprisionarla y dañar el momento, empezamos a menear la cadera, yo friccionaba contra su pelvis y ella seguía la danza a mi ritmo, sentí como sus manos encaraban mi espalda con aruñetazos, hubo un momento en que estiro su cara y cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y exhibió un suspiro, yo aproveche que nuestros labios se despegaron y baje mi boca en dirección a sus senos, allí estaban pequeños, duros, blancos, primero los bese por encima de su ropa, luego me percaté que ella con sus manos temblorosas bajo su top y sus brasieres y me los ofrendó, yo seguí su oferta, los vi rojizos, vírgenes, tímidos, y los bese, primero con cariño, ternura, luego con excitación y algo de lujuria, ella se revolcaba en la arena, gemía, y crecían sus movimientos de cadera, cuando me percate que nuevamente estiraba su cara y cabeza hacia atrás deduje que era un orgasmo y decidí venirme también sobre mi ropa, luego no fundimos en un abrazo y nos dijimos muchas promesas, la mire a sus ojos y le dije que siempre la amaría, que ella seria siempre la mujer de mis sueños, volvimos a la casa y en la noche mis tíos decidieron ir al pueblo para tomarse unas cervezas, nosotros nos leímos el pensamiento y decidimos quedarnos ...
    ... a ver tele, mis abuelos se durmieron rápido, nos sentamos en la sala y vimos televisión entre besos. Cuando sentimos que estábamos solos nos besamos frenéticamente y lo que sentimos en el rio lo volvimos a sentir, nos miramos pícaramente y la alcé en mis brazos, nos miramos fijamente, ella me acaricio con la mano derecha la cara hasta llegar al pecho y hay también poso su carita de niña, nos dirigimos a mi cuarto, encontramos una cama con sabanas cálidas y un colchón amplio y silencioso, la deslicé suavemente sobre la cama sin dejar de mirarla, me devolví, cerré la puerta y me pose sobre la cama obligándola cariñosamente a subirse sobre mi, por primera vez la vi mordiéndose los labios y luego nos fundimos en un beso apasionado, húmedo pero significativo en cada uno de sus movimientos, empecé a quitarle la ropa, primero la blusa, era rosada en licra con un dálmata dibujado, descubrí sus senos resguardados en unos brasieres blancos a media copa, le solté rápidamente los broches y los descubrí, no tardé en acariciarlos, besarlos y hasta succionarlos, lo que le provoco una excitación muy cordial, gemía suavemente con los ojos cerrados, movía sus caderas sobre la mía con arrebato, sus manos estaban heladas, yo parecía un enfermo, estaba pálido, frio, enmudecido y mi corazón estaba a mil, luego ella levanto un poco la cadera y me di cuenta que me invitaba a desnudarla, mis manos se deslizaron suavemente por la costura de sus pantalones largos pero sin quitarle su panti, lo quería ...
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