Aficionada a leer relatos eroticos
Fecha: 27/02/2018,
Categorías:
Sexo a distancia,
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... segundos, mientras yo continuaba con mis movimientos, ella consiguió un nuevo y convulso orgasmo, que duró muchos segundos.
Estuvimos mucho rato abrazados en la cama, besándonos dulcemente, sin hablar. Sólo mirándonos a los ojos.
Después, ella me condujo al cuarto de baño. Abrió el grifo, ofreciéndome al inclinarse una maravillosa visión de su espalda -que aún no había tenido ocasión de contemplar- y de sus redondas nalgas, su vulva y su ano mostrándose desde atrás.
Se introdujo bajo el agua, y me tomó de la mano, haciéndome entrar con ella. Lenta, morosamente, estuvimos enjabonándonos los dos, uno al otro. Cuando metí mi mano entre sus piernas, me entretuve, masajeando con mis dedos lubricados por el jabón entre los hinchados labios de su sexo.
Luego, introduje un dedo en su vagina, que moví dentro y fuera, como si fuera un pequeño pene, la palma de mi mano acariciando al mismo tiempo el resto de su vulva. Tras unos segundos, apretó los muslos contra mi mano, estremeciéndose con un nuevo orgasmo.
Nos secamos muy despacio, y volvimos a la cama. Ahora fue ella la que se inclinó sobre mí, tomando mi pene entre sus labios, y lamiéndolo suavemente, mientras sus manos acariciaban todo mi cuerpo.
Noté el principio de una nueva erección. Ella continuó un rato, pasando de vez en cuando su boca de mi pene a los testículos, mientras yo, a mi vez, volvía a acariciar su vulva húmeda, y no sólo por la reciente ducha. De nuevo, introduje dos dedos en su vagina, y los moví ...
... muy despacio dentro y fuera de ella.
Los dos jadeábamos fuertemente, yo con la maravillosa sensación de sus labios en torno a mi verga, su lengua lamiendo mi glande. Sentí que iba a correrme en su boca. Ante su desilusión, la aparté. Pero su cara se tornó en gozosa, los ojos cerrados, las mejillas muy encendidas, cuando volvió a sentirme dentro de ella...
Muy poco después, ambos nos estremecimos, con un intenso orgasmo compartido...
Plenamente saciados, estuvimos un rato acariciándonos cariñosamente, tendidos frente a frente en la cama. A pesar de sus nada velados intentos, no le di ningún dato más sobre mi. Ella, sin embargo, me contó innumerables cosas sobre su vida y sus proyectos.
En algún momento, advertí que había oscurecido, y que la habitación sólo estaba iluminada por la lámpara de su mesilla. Las manecillas de mi reloj indicaban las 9:20. Me levanté muy despacio, deshaciendo el abrazo, y comencé a vestirme. Oí su voz decepcionada:
- ¿Tienes que marcharte ya?.
- Lo siento, mi amor, pero no tengo más remedio. Nada me gustaría más que dormir ésta noche entre tus brazos. Pero, no es posible.
- ¿Volveré a verte? -preguntó ella-.
Y gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, con un llanto silencioso.
- No. Tenemos que ser sensatos. Vivimos separados por más de 500 km. Yo casi te doblo la edad; hasta podrías ser mi hija. No tenemos ningún futuro, y sólo podemos causarnos daño a nosotros mismos y a otros, si seguimos adelante con esto. Imagina que ...