1. El Cazador - Parte 2


    Fecha: 01/03/2018, Categorías: Gays Autor: johna.2012, Fuente: SexoSinTabues

    ... por sobre la puerta del baño para ver qué era lo que estaba sucediendo allá afuera. Como lo pensé, dos personas estaban teniendo sexo, pero al único que podía ver era a un hombre mayor, con barriga grande y barba mal cuidada. Este hombre tenía a otra persona contra el lavadero y lo penetraba con desesperación, gimiendo y jadeando como si se encontraran solos en el mundo. ―¡No puede ser! ―escuché exclamar a Manu junto a mí, fuerte, muy fuerte. Sorprendido, de inmediato me escondí nuevamente pero Manu se quedó dónde estaba, con la mirada encendida. Obviamente, las dos personas frente a nosotros escucharon la exclamación de Manu y se detuvieron, y aunque no pude ver sus rostros, escuché sus respiraciones agitadas por la sorpresa. ―¿¡Como fuiste capaz!? ―volvió a exclamar Manu. ―¡Manuel! ¿Qué haces aquí? ―respondió una voz grave, que supuse era del hombre mayor que vi. ―¡Eres un maldito perro! ¡Ósea que venías aquí a cogerte a este pendejo! ¿A cuántos alumnos te tiras? ―¡No, Manuel! ¡No es lo que parece! ―respondió el hombre, y no pude evitar soltar una risa suave. Entonces Manu abrió la puerta de golpe y lo escuché salir como un tornado por la puerta exterior, mientras yo me mantenía oculto al fondo del cubículo. Al parecer el hombre salió detrás de él, ya que pude escuchar su voz desaparecer en la distancia, llamando su nombre. Me quedé en silencio por un tiempo prudente, escondido en el cubículo, esperando todos se hayan ido. Luego salí silenciosamente de la pequeña ...
    ... habitación y me encontré cara a cara con la otra persona con la que había estado tirando aquel hombre mayor. Era un muchacho con mechas rubias y con ojos claros, no debía tener más de 18 años a juzgar por su rostro aniñado. ―Oh ―atiné a decir cuando me vio. El muchacho bajó la mirada avergonzado. Aún tenía el pantalón desarreglado, sin abotonar. ―Oh Dios, que vergüenza ―suspiró sin mirarme. ―Hey, no, tranquilo ―le dije, acercándome unos pasos hacia él―, no pasa nada. Yo estaba haciendo lo mismo allá adentro. El muchacho me miró por un segundo y luego sonrió. Entonces una expresión de dolor cruzó su rostro. ―¿Estás bien? ―pregunté, acercándome unos pasos más hacia él. ―Sí, no es nada ―dijo, avergonzado y luego entendí lo que pasaba. ―Te dejó adolorido, ¿verdad? El muchacho bajó la mirada y sólo asintió con la cabeza. ―Déjame revisarte, tengo algo de experiencia en el asunto ―dije y caminé un paso más hacia él. ―No, claro que no. Estaré bien. ―Tranquilo ―le dije y luego de dar un paso más ya me encontraba a su lado―. No pasa nada, déjame revisarte. No hay nada que ya no haya visto. Sin dejarlo que diga que no, me puse de rodillas y bajé sus pantalones dejando sus nalgas al aire. De inmediato mi pene se puso duro al ver aquellas hermosas nalgas rosadas y redondas. Tenía un culo hermoso, pero estaba bastante lastimado, con manchas de sangre cerca al ano. ―Pues te hizo sangrar un poco ―le dije. ―¿Qué? ¿Y ahora? ¿Qué voy a hacer? ¡Tendré que ir al doctor! ¡Mis papás van a matarme! ―¡Hey! ...
«1...3456»