1. Trágica historia de sexo


    Fecha: 04/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    ... sos mía. β€” le contestó este.
    
    Yo ya estaba medio borracho, y no me llamó la atención que se haga referencia al marido de la chica.
    
    Tomamos esa botella, y luego otra. Ella se quedó parada, como aquellas sirvientas de los millonarios, que se quedan detrás de sus patrones aguardando las indicaciones de estos.
    
    β€” Juguemos a otra cosa. β€” propuso Germán, cuando las botellas se habían vaciado. β€” Te presento a los muchachos β€” dijo dirigiéndose a ella. β€” es un poco tarde después de todo lo que nos hiciste jeje, pero te los presento. Este es Mauro, este es Gonzalo, y ese de ahí es Dante. β€” dijo, señalándonos uno por uno. Y luego agregó. β€” ahora vos vas a ir al cuarto ese. Es chiquito, y solo tiene una manta en el piso. No tiene luz, y está muy oscuro. Andá allá y esperanos. Vamos a ir uno por uno a cogerte. Vos tenés que adivinar quién te la está poniendo. Si acertás al menos dos, nuestra deuda está saldada, sino, te quedás acá hasta la madrugada.
    
    β€” Vos me prometiste que a las diez me podía ir. ¡Mi marido está esperándome!
    
    Yo estaba borracho, pero alcancé a intervenir por ella.
    
    β€” Dejala que se vaya cuando quiera, no seas malo. β€” le dije. Pero nadie pareció oírme.
    
    β€” Andá a esperarnos zorrita. β€” le dijo Germán, y ella a regañadientes fue al cuarto.
    
    Repartimos las cartas, al primero que le tocaba el doce era el primero en cogérsela, y al que le tocara el segundo doce era el segundo, y así sucesivamente.
    
    Me tocó el tercer lugar.
    
    El primero fue Mauro. ...
    ... Mientras jugábamos al chinchón él fue a cogérsela. Germán se burlaba porque sólo se oían los jadeos de él. Ella no daba señales de placer alguno.
    
    Salió del cuarto todo transpirado.
    
    β€” Es una frígida, pero está buenísima. β€” dijo. β€” ah, me dijo que yo era Gonzalo, así que perdió la zorra.
    
    β€” Dejala en paz, imbécil. β€” le dije yo.
    
    El segundo fue Gonzalo. Se puso en bolas delante de nosotros y fue a su encuentro. Esta vez se oyeron leves gemidos de ella, mientras él le daba indicaciones de cómo ponerse. β€œno, eso no me gusta” se la escuchó decir, pero sus palabras se ahogaron en un suspiro de resignación.
    
    Gonzalo volvió con una sonrisa pintada en la cara.
    
    β€” Esta mujer es un infierno. β€” Dijo.
    
    β€” Dios le da pan al que no tiene dientes. β€” comentó Mauro.
    
    β€” ¿qué? β€” dije yo. O eso creo.
    
    β€” Dale, te toca a vos. β€” me dijo Germán.
    
    La habitación estaba realmente a oscuras. Fui tanteando, y entonces una mano me agarró el tobillo.
    
    β€” Acá estoy, no me vayas a pisar. β€” me susurró.
    
    Me desnudé y tiré la ropa a cualquier parte. Me acosté encima de ella. Tenía un rico perfume que se mezclaba con el olor a transpiración y a semen. Sentí la suavidad de su piel, que era cortada por la viscosidad de aquellas partes donde había recibido las eyaculaciones.
    
    β€” Vos no sos Germán. β€” dijo, muy despacio. β€” decime tu nombre por favor. Así me voy de una vez.
    
    β€” Dante. β€” le dije al oído. β€” si no querés, no hacemos nada. β€” le dije.
    
    β€” Hacé lo que quieras. Igual ya me hicieron de ...