1. ¿Cena de negocios?


    Fecha: 05/03/2018, Categorías: Gays Autor: Maria4manos, Fuente: CuentoRelatos

    ... el vestido hasta la ingle con una mano, mientras me tocaba un pecho con la otra. Apoyé un pie sobre el wc y arrimé la puerta para que no me estorbara. Podía sentir mi chochito palpitar cada vez que recordaba sus pupilas dilatadas en mi escote y su lengua bordear la frambuesa. Lo bueno de no llevar pantis es que podía acceder libremente mi entrepierna y presionar el canto de la mano en mi ardiente coñito...
    
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    (El)
    
    Cambié de idea... Tenía que ser rápido si quería que el inoportuno camarero no la volviese a cagar. Me acerque a su lado y me ofrecí a pagar la cuenta añadiendo dos copas más que solicité nos dejara sobre la mesa.
    
    Acto seguido y mirando que no me viese me acerqué al baño. La puerta de caballeros a la izquierda era visible desde el gueridon del camarero, disimulé que había entrando encendiendo la luz, pero girándome hacia mi destino. Sabía que no había nadie más que ella, entré lentamente y observé que únicamente había un habitáculo ocupado, entornado pero no cerrado.
    
    Fui habiendo lentamente la puerta, abriendo lo mínimo posible para evitar que se sobresaltara... Cuando la vi... Entre y cerré lentamente tras de mí. Supongo que me había escuchado pero no detenía sus movimientos. Su cabeza está inclinada levemente hacia atrás con los ojos cerrados y mordiéndose su labio inferior. Su vestido rojo que moldeaba su figura había caído delicadamente de un lado dejando su pecho y su pezón, duro y erecto, al descubierto. Era pinzado delicadamente con dos ...
    ... dedos de una de sus manos, mientras la otra se empapaba con los jugos de su ardiente coñito. Quería comérmelo ahí y ahora. Me arrodillé y abrazando sus piernas por detrás dije "¿Me permites ayudarte en este asunto?"
    
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    (Ella)
    
    Sólo tuve que dejarme hacer. Afortunadamente para mí él apareció en el momento preciso en que yo empezaba a notar mis dedos demasiado lubricados como para ejercer la presión necesaria. Y lo mejor fue que fruto de su estado de excitación, no empezó suavemente a lamerme, sino que presionó desde abajo con su nariz en mi clítoris y su lengua circulando impetuosa entre mis labios. Le facilité el acceso elevándome el vestido y él se encargó de apartar la mínima tanga de hilo que me había puesto. Total, estaba ya inservible...
    
    Mis gemidos inundaban el baño mientras él se afanaba en recoger mis fluidos. Hubo un instante en el que separé mis brazos y me apoyé en las paredes de la parte más estrecha del baño, pudiéndome incluso elevar un poco. Ohhhhh! Hubiera podido escalar por las paredes en aquel momento con tal de que su presión incidiera exactamente en el centro de mi placer...pero no fue necesario porque él se levantó y mientras metía tres dedos arqueados de urgencia en mi chochito chorreante, bajó lo que quedaba de tirante y empezó a succionarme un pezón con avidez. El ritmo que imprimió con ambos gestos me llevó a un límite de tensión en el que me abandoné y dejé que una oleada de placer me arrollase por completo.
    
    Él bajó un poco el ritmo, pero ...