1. Algo natural


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... agua. Ella se empezó a impacientar y dijo que saliera de una vez, entonces reparé en la situación, en que era mi madre y volví a mi estado normal, saliendo de la ducha, aunque sin intentar ya ocultar nada. Me terminé de secar, me puse un pijama corto y me metí en la cama.
    
    Era su turno, tenía claro que me pediría que me diera la vuelta, pero no lo hizo. Dándome la espalda en todo momento se desabrochó el sujetador y se bajo las bragas con toda naturalidad, sin dejar de hablarme y dándose a veces la vuelta mirándome a la cara, por lo que tenía claro como yo la estaba observando fijamente. Tenía un culo fantástico, bien prieto, unas anchas caderas, y unas carnes sonrosadas.
    
    - Hijo, parece que es la primera vez que ves un culo - dijo al ver mi mirada clavada en su cuerpo - Si lo llego a saber te digo que no mires, aunque mas vale que te vayas acostumbrando, porque ya ves como es esta habitación. Además no tiene importancia, al fin y al cabo soy tu madre -siguió mientras se metía en la cabina.
    
    Estaba muy cortado pero mi erección era tremenda. Mi excitación al verla debajo del agua adivinando su cuerpo, que se mantenía perfecto, iba en aumento. Observaba la forma de sus senos, intuía su pelambrera a través del cristal y sin darme cuenta empece a masturbarme sin poder controlarme. Me corrí justo cuando cerró el grifo dejando el pijama perdido de semen.
    
    Salió de la ducha tapándose con la toalla y se sentó en la cama para terminar de secarse dándome la espalda, lo que ...
    ... me permitía ver el perfil de sus senos y el inicio de su culo. Finalmente se levantó se puso unas bragas limpias y una camiseta larga para dormir, me dio un beso en la frente sin llegar a adivinar lo que había estado haciendo al mirarla, apagó la luz y allí acabo todo por esa noche.
    
    El día siguiente fue agotador, visita a la ciudad, subida a la Torre Eiffel, a Montmartre, y todo lo demás. No fuimos al hotel ni siquiera para cambiarnos para ir a cenar, por lo que cuando llegamos estabamos destrozados, aunque habíamos disfrutado mucho y lo pasamos realmente bien.
    
    Se acercaba el momento que yo tanto había temido el día anterior, aunque me encontraba más relajado al comprobar la actitud de mi madre, por lo que me desnudé del todo y fui a cepillarme los dientes, aunque esta vez sin calzoncillos, circunstancia que mi madre apreció.
    
    - Que alegría - dijo - veo que ya has dejado tus tontos pudores. Mira, para que veas lo natural que es vamos a hacer una cosa que hace mucho que no hacemos, nos vamos a duchar juntos, te apetece?
    
    - Bueno - dije con una voz entrecortada. Claro que me apetecía pero pensaba que no podría controlarme y suponía que ella ya no encontraría tan natural que tuviera una erección.
    
    - Pues vamos - dijo desabrochándose el sujetador aunque ya de frente a mí, y a continuación bajándose las braguitas.
    
    Ahora la tenía ante mí en todo su esplendor. Sus pechos eran grandes aunque firmes, su pubis, fantástico, se adivinaba tras su vello, que tenía muy bien ...