1. Algo natural


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... que creías, que sólo te gusta a ti acariciarte - Volvía a sorprenderme, sabía mis aficiones, aunque lo disimulaba a la perfección - O es que piensas que ayer no vi como te masturbabas mientras me duchaba - Se había dado cuenta, aunque no había dicho nada - Y no te preocupes, que no me molesta, me halaga.
    
    Cogió uno de mis dedos y lo metió en su vagina. Era la primera vez que hacía algo así, era fantástico. Lo movía dentro de ella, estaba fuera de sí y comenzó a jadear hasta que se estremeció. Entonces no lo sabía, pero ahora supongo que tuvo un orgasmo.
    
    Me besó en la boca, apretó fuerte su pecho contra el mío y allí ya fue cuando terminó de dejarme anonadado. Se arrodilló y comenzó a besar mi pene, ya duro como una piedra. Lo había visto en películas porno a escondidas, pero no podía imaginar que me lo hicieran a mí, y menos que fuera mi propia madre quien lo hiciera. Se lo metió en la boca y lo recorrió con los labios una y otra vez proporcionándome una mamada espectacular hasta que me vine derramando mi semen ...
    ... en su boca.
    
    Nos limpiamos los dos, nos secamos y fuimos a la cama.
    
    - Lo que acaba de ocurrir - dijo cogiéndome la mano - has de considerarlo como un regalo por nuestra visita a París. Llevo viendo tiempo como has crecido, como te iba llamando la atención el sexo, y quería que lo conocieras. Es algo natural, pero no lo es tanto que lo hagan madre e hijo, por lo que esto no volverá a ocurrir, y no quiero que volvamos a comentarlo nunca. Además - confesó - he disfrutado mucho, debes saber que desde que me divorcié no había vuelto a estar con un hombre, y me ha encantado. Creo que serás un buen amante.
    
    Me besó en la boca por última vez y apagó la luz. Dormimos desnudos, como nos habíamos quedado, pero no volví a tener deseos hacía ella, ni nunca más los he vuelto a tener, ni hemos comentado lo que pasó aquella noche, aunque desde ese día, y hasta hoy que tengo veinticinco, los dos hemos mantenido la costumbre de pasear sin ropa por la casa sin darle importancia. Al fin y al cabo, como ella dice es algo natural. 
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