1. Devolviendo la sonrisa a una Mami.


    Fecha: 08/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pone que te vean y que juegue contigo. Pero no quiero que nos echen del bar todavía. Así que confía en mí.
    
    Agarré la banqueta con ambas manos la deslicé girando, de manera que quedó de espaldas a los que miraban. Para mí solo.
    
    El miedo que, apenas hacía un momento, invadía sus ojos, dio paso al morbo de la situación.
    
    Pero si pensaba que se había librado, estaba muy equivocada. Ahora solo podían ver su bonita silueta, de espaldas, conmigo entre sus piernas. Quizás desde el lateral alguno pudiera ver parte de sus muslos, pero no mucho más.
    
    Así que, acto seguido, subí mi mano a su pecho derecho. Sus ojos me lo dijeron todo. Nadie podía verme por la posición. Acaricié su pecho hasta localizar el pezón, mientras le robaba ese beso que no se esperaba en ese momento. Apreté, mientras ella se pegaba más y más a mí.
    
    Su vestido dejaba un escote amplio y sexy, pero difícil de bajar. Lo que no fue problema para que lo desplazara aun lado y pudiera alcanzar su pezón con mis dedos. Un gemido se deslizó en nuestro beso. Lo que aproveché para baja hasta el pezón y morderlo, antes de volver a subir a reanudar nuestro beso.
    
    Su cara era de sorpresa, morbo, deseo…. vergüenza y miedo, pero estaba muy, muy excitada. Notaba su sexo caliente en el mío, por la proximidad que teníamos.
    
    Algunos más lanzados, pasaron cerca nuestro, lo que hizo que se estirara, con lo que el vestido volvió a su posición liberando el pezón de mis dedos y cubriéndolo.
    
    Con una sonrisa tonta, tomó ...
    ... un trago. Me miró y me sonrió.
    
    La situación era ciertamente curiosa. Rodeados de gente, alguna atenta a nuestros movimientos y sin que pudieran ver, aunque intuyeran.
    
    La besé de nuevo, pegándome a ella y esta vez sí, mi mano se coló entre sus muslos. Estaba caliente y mucho más húmedo de lo que pensé. Ella se pegó a más a mí, supongo para que no se viera lo que hacía, pero disfrutando de lo que le hacía. Jugué con sus labios, le di un par de golpecitos a su botón.
    
    Paró un par de veces el beso, para mirarme intensamente. Pero, pese a la vergüenza que sentía por estar en un sitio público con gente mirando, en ese momento estaba totalmente entregada al juego y a mí. No me engañaba. Había una tenue línea que si la sobrepasaba haría que pudiera más el miedo y se retirase.
    
    Durante el primer orgasmo, me beso con una pasión inusitada. Supongo que para que nadie se diera cuenta. Continuamos besándonos hasta que se tranquilizó y pudo de nuevo coger su copa.
    
    Hizo amago de retirarse, pero la abracé y seguí más fuerte con mis dedos. Me miró con cara de no voy a poder. Pero si que pudo y el segundo, aunque quería besarme para disimular. No la dejé. Simplemente nos mirábamos y yo veía en sus ojos como se corría, mientras trataba que no se le notara en la cara.
    
    Cuando terminó, esta vez si me retiré de entre sus piernas y la deje ir al baño; mientras terminaba mi copa.
    
    Al volver traía esa cara de satisfacción y vergüenza a la vez. Esa cara de: ¿Nos habrán visto?, a la par ...