1. Las desventuras de Elena (7)


    Fecha: 09/03/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... deseo de echársele encima y poseerla allí mismo. "Ya te voy a dar con todo esta noche" –decidió.
    
    Momentos después Elena estaba sentada en el borde del camastro de su celda, vestida y esperando que vinieran a buscarla. La carcelera le había hecho tomar media pastilla del sedante y empezaba a sentir sus efectos.
    
    Julia llegó puntualmente. Wanda le franqueó el portón de entrada y le dijo señalando su automóvil estacionado muy cerca:
    
    -Esperame en el coche, querida, voy a buscar a tu hembra.
    
    -¿Le sacaste dónde viven esos tipos del trabajo?
    
    -Sí, son tres tipos y una mujer, quedate tranquila. –le dijo la guardiana y Julia fue hasta el auto reparando en que tenía vidrios polarizados, lo cual anulaba el riesgo de que alguien, por esas cosas del azar, pudiera reconocer a Elena desde la calle. Ya ubicada en el asiento del acompañante vio a Wanda salir de la casona llevando a Elena, que caminaba algo vacilante sobre sus piernas por efectos del sedante. Al llegar al auto la carcelera la puso en el asiento trasero, abrió el portón, sacó el auto a la vereda y volvió para cerrar el acceso.
    
    -La tengo sedada y con la mordaza metálica. –le dijo a Julia sonriendo.
    
    Ya en marcha el Ama preguntó:
    
    -¿Te dijo dónde viven esos compañeros del trabajo?
    
    -Sí, todos en la capital, así que vamos para San Isidro. Es un lindo sitio para pasearla.
    
    Julia se volvió para mirar a Elena y la vio con la cabeza ladeada hacia la derecha, mirando a través de la ventanilla. La esclava ...
    ... sentía todo el cuerpo flojo y una especie de niebla en su cerebro, como producto de esa media pastilla que Wanda le había obligado a tomar.
    
    Percibía que estaban en la calle, pero era incapaz de reacción alguna y no podía abrir la boca, sellada por esa cosa de metal que la carcelera le había puesto antes de sacarla de su celda. Los ojos se le llenaron de lágrimas al comprender que sus esperanzas de fuga no habían sido más que una ingenua ilusión. Para peor, tuvo que soportar la burla cruel de Julia, que le dijo:
    
    -Pensaste que ya nunca volverías a ver la calle, ¿verdad, Elenita?, pero ya ves lo buena que soy que te llevo de paseo, jeje...
    
    La esclava dejó caer la cabeza sobre el pecho, abatida, sollozante.
    
    Julia se ladeó hacia atrás en el asiento y afectando un tono apenado dijo:
    
    -Ay, ay, ay, Elenita, qué desagradecida habías resultado... Te sacamos de paseo y en lugar de alegrarte te ponés a llorar... –y lanzó una carcajada a la que se sumó la carcelera.
    
    El auto había llegado a la avenida del Libertador y Wanda tomó hacia San Isidro, un suburbio residencial con abundancia de lujosas galerías y locales comerciales, confiterías, algún shopping, edificios costosos y casas igualmente carísimas.
    
    Elena iba mirándolo todo con tanta avidez como angustia. Esos días encerrada le habían creado una sensación de aislamiento del mundo que ahora se le hacía extremadamente dolorosa.
    
    La realidad exterior seguía como siempre, diversa y apasionante, pero ya sin ella, que ahora ...
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