1. El chico del Call center 3


    Fecha: 10/03/2018, Categorías: Gays Autor: newaxl04, Fuente: SexoSinTabues

    ... torso para detenerse en mi mandíbula y llevar mi cara al ritmo de su beso. Había tanta entrega en ese beso que casi me perdí. Era difícil creer que se trataba de Felix, mi amigo, a quien hace poco más de un día creía heterosexual. También era difícil pensar que era yo, si bien casi siempre hacía de pasivo en mis relaciones, hubo algunas donde era mayormente activo y en otras bastante versátil, nunca había sido tan entregado, tan sumiso. Pero, ahora, tratándose de él y todo lo que yo sentía, solo quería que supiera que estaba ahí solo para darle placer, así tuviese que comportarme como una zorra en la cama. Cuando me fue imposible respirar rompí aquel maravilloso beso y me dirigí a su cuello, tome su magnífico rasero y le empuje contra mí para dejarle saber que estaba listo. Se sostuvo sobre mí dándome una sonrisa y se acomodó por fin en mi entrada. Empujo con parsimonia, sabedor de mi ansia, y deslizó cada centímetro saboreando el placer. Difícil decir quien disfrutó más con aquella penetración, pero ambos gemimos como animales. Cuando finalmente estuvo toda su verga dentro, se quedó quieto por un par de segundos, sosegándose, mientras repartía besos por mi rostro. Atrapé su labio en uno de esos y le ordené que empezara a moverse. El vaivén era suave, disfrutando cada vez que sus huevos chocaban con mi culo. – Más, más rápido, más duro– dije entre jadeos cerca de su oreja. – ¿Te gusta mi verga en tu pequeño y apretado culo? – Me encanta. Más duro. Obedeció, el ritmo se hizo ...
    ... frenético. Solo se oía nuestras respiraciones aceleradas, entre jadeos y gruñidos de puro éxtasis, el golpeteo cadencioso de la piel contra piel, las palabras subidas de tono que salían de la boca de los dos. Enrosqué mis piernas tan arriba en su cintura como pude y empuje con mis talones su culo, buscando una penetración más profunda. Arañaba su espalda presa del delirio más grande mientras él mordía mi mentón. – Ponte a cuatro patas– gruñó con furia. Obedecí en el acto. Enterré mi cara en las almohadas y arqueé la espalda sacando el culo lo más que podía. Apretó con fuerza mi cadera y me acomodó más cerca de él. Enterró su cara entre mis glúteos y pasó su lengua por mi dilatado ano. Ahogué un grito en las sabanas y abrí mis nalgas con mis manos para darle fácil acceso, gruñíamos y jadeábamos ambos como poseso. Su lengua recorría de arriba abajo y luego hacia círculos alrededor, buscando entrar. – ¡Ya, vuélvela a meter! – le grité fuera de mí. Se levantó y sentí la punta de su verga en mi muy dilatado ano. La clavó hasta el fondo de un solo golpe, causando que gritara como loco. – ¡Si! – Respondí moviendo el culo en respuesta a sus rápidos embates – Así, más duro, rápido. Apretaba tan fuerte mi cadera que estaba seguro que dejaría marcas. El vaivén era gloria, el sonido de la piel era casi tan excitante como lo que nos decíamos. – Así, abre ese culo– Gruñía Felix, totalmente dueño de mi cuerpo– ¿Quieres que te reviente este delicioso culo? ¿Quieres que te llene de mi leche? ...