1. La apuesta de Carolina (primera parte)


    Fecha: 11/03/2018, Categorías: Intercambios Autor: Carpe_Diem, Fuente: CuentoRelatos

    ... saberlo.
    
    Roberto no contestó, pero miró a los ojos de Carolina y le dedicó una sonrisa para mostrarle su contento.
    
    Llegaron a su destino, cuando hubieron aparcado Roberto hizo la última pregunta.
    
    —Vas muy bien, por último, ¿qué prefieres esta noche, darme placer o que te lo dé?
    
    —Ambas mi señor.
    
    -Debes escoger. —Roberto no tenía claro cuál sería la respuesta pero esperaba que ella decidiera a favor de sí misma, eso sería más sincero y podría poner en marcha lo que se le había ocurrido, por su parte Carolina estaba hecha un lío, pidió amablemente y con su voz más sexy unos segundos para meditar la respuesta y no incurrir en el error de dudar demasiado tiempo, era innecesario, ella quería placer, sentía que se lo merecía por haber aceptado este juego que era ida de Roberto, y le apetecía ser egoísta en la cama.
    
    —Que me lo des mi señor, quiero sentir mucho placer.
    
    —Entonces intentaremos que así sea cielo, pero no por ello dejas de ser mía. Te diré lo que haremos, te vas a quitar el sujetador, y a desabrocharte la camisa, ti quitarás el pantalón y las bragas, bajaré la ventanilla y sacarás por ella la mitad superior de tu cuerpo, expondrás tu pecho al aire libre, al frío de la noche —el frío era aire veraniego que corría un poco más fuerte en aquella zona llena de solares vacíos. —te ataré las muñecas con las bridas que llevo en mi caja de herramientas, te las ataré a la espalda y las ataré a la agarradera del techo, te mantendrá obligatoriamente fuera, pero ...
    ... no podrás colgarte de ella, podría romperse —Carolina estaba alucinando, mientras Roberto con mucha seguridad y con total normalidad le decía lo que le pensaba hacer.
    
    —Pero... mi señor, —ahora comenzó a usar su tono frío —y si viene alguien, me verá desnuda, eso sería involucrar a una tercera persona.
    
    —Por aquí no viene nadie, no hay nada, y me he puesto en la zona más apartada y oscura posible —lo cierto es que ni las farolas estaban en funcionamiento. —Si alguien viniera lo veríamos desde lejos, si vemos que viene alguien, te quitaré las bridas rápidamente te meterás en el coche te abrocharás y nos iremos con tranquilidad, ahora voy a seguir diciendo lo que te pienso hacer y por qué. Puede que incluso les ponga bridas a tus tobillos para que tu sensación de entrega sea mayor. Esta es la parte de tu castigo, como ya te dije creo que no es severo, solo juego con tu vergüenza, sin hacerla real, y con la incomodidad de la postura, además ya sabes que siempre he querido tener sexo contigo al aire libre, lo hemos hecho otras veces en el coche con las ventanillas bajadas, la diferencia será leve, mientras yo te daré placer hasta que te corras las veces que yo determine suficientes, o se haga tarde, y mientras seguiremos jugando, hablando, mientras te doy las órdenes que me apetezca. ¿hay alguna objeción?
    
    Carolina lo meditó, se empezó a morir de miedo, pero también a excitarse. —No, mi señor.
    
    —Bien pues primero quítate los pantalones y las bragas, luego te desabrochas la ...
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