1. Verdaderas amigas (Primera parte)


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    Con tan sólo ocho meses de conocer a Vanessa nos hemos vuelto buenas amigas. Ella es esposa de un socio de mi marido. Justo este fin de semana tanto Alex, el esposo de Vanessa, como Santiago, mi marido, salieron a entrevistarse con otros posibles socios para un nuevo proyecto. Bueno, por lo menos eso me dijo Santiago. Igual (como me dice Vanessa) se fueron de conquista. Eso, a estas alturas, ya ni me preocupa, aunque antes todo era diferente.
    
    En fin, al ver que pasaría el fin de semana sola decidí ir de compras con mi amiga.
    
    Tras ir de shopping fuimos a su casa que es bellísima. Está distribuida en distintas terrazas y tiene una vista verdaderamente soberbia de la ciudad.
    
    Nadé un rato en la piscina y luego me recosté junto a ella en una tumbona a tomar el sol.
    
    Mientras jugueteaba con mi sortija dándole vueltas a mis pensamientos ella me hizo una pregunta.
    
    —¿Cómo están tú y Santiago? Los vi muy serios la noche pasada.
    
    —Mi matrimonio es un asco —me atreví a decir.
    
    Fui muy directa, pues necesitaba desahogarme.
    
    —Déjame adivinar... ¿Te refieres a... en la cama? —me preguntó Vanessa con una sonrisa algo pícara.
    
    Un tanto sonrojada asentí.
    
    —¿Cómo adivinaste...? Pues sí, ya nada es como al inicio. Santiago está... pues, diferente. Ya no me presta ninguna atención, es como si yo sólo fuera un objeto decorativo que perdió su novedad —me desahogué.
    
    —Nena, te entiendo, créeme. Yo pasé por lo mismo: distanciamiento, falta de interés y al final hasta de ...
    ... sexo. Créeme te llevo años de ventaja —me confesó Vanessa.
    
    —Y ¿cómo has hecho para sobrellevarlo? Tú y Alex no parecen tener problemas—le pregunté.
    
    —Nuestra relación es bastante cordial. Él creé que me engaña y yo le dejo creerlo, sólo me enfoco en los beneficios de su desdén y no le reclamo nada —me respondió totalmente satisfecha.
    
    —¿Beneficios? ¿Cuáles? —le pregunté intrigada.
    
    —Como este día. Me gusta tener tiempo para mí, ya sabes, mientras Alex se va a hacer... lo que sea que haga, yo aprovecho el tiempo y...
    
    —Guau, pues te lo tomas muy bien. Mejor que yo, creo. La verdad me gusta ir de compras y pasar el tiempo contigo pero... —no terminé de hablar ya que ella me interrumpió.
    
    —No, espera, no me refería a eso. Y no me malinterpretes, este tiempo sólo para chicas que compartimos es genial pero de lo que hablo es de... —y esa vez fue ella quien se vio interrumpida cuando alguien se aproximó.
    
    Se trataba de un chico bastante alto (yo estimo de por lo menos 1.90 m. de estatura y de 26 o 28 años), de piel oscura, notable musculatura y una atractiva calva, quien se acercó vestido con un pulcro uniforme blanco y con una bandeja entre sus manos, para ofrecernos un par de bebidas que cada una tomamos de la charola. Tras darle las gracias él se retiró.
    
    Mientras el camarero se alejaba de nosotras noté que mi amiga Vanessa no lo perdía de vista, dejando en evidencia un particular interés en él.
    
    —Ah, vaya... a eso te refieres —le dije en tono socarrón.
    
    Ella ...
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