1. Verdaderas amigas (Primera parte)


    Fecha: 14/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Arandi, Fuente: CuentoRelatos

    ... molestaron por meter a un hombre junto conmigo, pero no me importó. Me encerré con él en uno de los cubículos y nos comenzamos a fajar violentamente.
    
    Me hervía tanto la sangre, amiga, que le di una deseosa y jugosa mamada en la que descargué mis más febriles deseos con poderosas succiones que le dejaron los ojos en blanco al pobre hombre.
    
    En esos momentos pensaba más en mi marido que en el hombre al que estaba chupándole la polla, no por que creyera que se lo estaba haciendo a Alex, sino porque lo hacía por puritita venganza.
    
    Después, tiré al hombre haciéndolo caer sentado en el retrete. Metí mis manos bajo mi falda y me deshice de mis pantaletas. Subí mi falda hasta mi cintura y me senté en él. Prácticamente me violé a aquel tipo de quien ni supe su nombre.
    
    Ufff amiga, no sabes... El cogidón que nos dimos allí adentro».
    
    —¡Guauuu...! Uy amiga, no me lo puedo creer, qué afortunada eres. Te envidio... la verdad. Yo en cambio jamás me atrevería a hacer cosa igual. Yo sólo he tenido sexo con Santiago en toda mi vida. Él fue el primer hombre con quien lo hice y el único. Mi vida sexual es patética —me lamenté.
    
    —No digas eso. Es cosa de que te animes. De seguro has notado hombres que te echan el ojo, ¿o no? —me preguntó Vanessa.
    
    —Pues sí pero... —respondí.
    
    —Allí está. Es sólo que te decidas, de seguro que rápidamente encuentras a uno que te eche un buen polvo.
    
    Me sonrojé nuevamente.
    
    —Oye se me está ocurriendo una idea. Yo había pensado comerme ...
    ... a este chico hoy mismo. Después de que se fuera María y Juanita... y tú, naturalmente. Pero ahora que lo pienso... ¿por qué no te nos unes? —me preguntó Vanessa.
    
    Quedé impactada ante su proposición.
    
    —No, ¿cómo crees? —le respondí perpleja.
    
    —Anda, anímate.
    
    —No... no lo sé, no... ¿Cómo crees? —le dije mientras trataba de localizar al camarero en el bar, aunque sin dar con él.
    
    —Vamos, anda, será divertido. Mira, tú no tienes que participar. Si no quieres, claro. No tienes que hacer nada, tan sólo mirar. Igual, y si se te antoja, pues... te nos unes —me insistió.
    
    —Ay, no sé. ¿Y si se da cuenta Santiago? —le pregunté con genuino temor.
    
    —¿Cómo crees? No tiene por qué enterarse, además los hombres están siempre enfocados en sí mismos. Se les puede engañar fácilmente. Si en algún momento te sientes insegura sólo muéstrate un poquito celosa y él sólo se preocupará de que no lo descubras en alguna de sus movidas.
    
    —¿De verdad crees que Santiago me pone el cuerno? —le pregunté con real angustia.
    
    —Ay amiga, todos los hombres son iguales —me respondió con tanta seguridad que le creí.
    
    Quedé unos segundos en silencio meditando lo dicho por Vanessa.
    
    —¿Y de verdad Alex nunca se ha enterado de tus...? —le pregunté tratando de encontrar la palabra menos ominosa.
    
    —¿Infidelidades? No, que va. Con decirte que, cuando lo besé la otra noche antes de irnos a dormir, ni siquiera percibió el tufillo del semen que otro hombre había depositado en mi boca minutos ...