1. Mi esposa y los mecánicos


    Fecha: 15/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Coque, Fuente: CuentoRelatos

    ... con Oscar fuimos a la parte trasera.
    
    —Perdóneme lo que le dije de las morochas, no sabía, me dijo.
    
    —Quédese tranquilo, no hay problema le contesté.
    
    —Además yo creo lo mismo, continué, mientras reía.
    
    Oscar solo me miro y sonrió, tratando de entender lo que había escuchado.
    
    Sacamos el auto a la calle y cuando Marce se bajó, Oscar no pudo evitar clavarle los ojos en el culo, sin importarle que yo estuviese delante, acción que hizo que comenzara a excitarme.
    
    —Ya le traigo algo de tomar, le dije, mientras Oscar ponía manos a la obra.
    
    —No se moleste, me dijo.
    
    —No es molestia, es a cambio de su regalo le dije riéndome.
    
    —¿Que regalo?, preguntó Marcela.
    
    —Nada, un póster que me regaló Oscar, dije.
    
    Oscar asomo su cabeza por detrás del capó y me miro sorprendido.
    
    —Donde está, quiero verlo, dijo ella, seguro es una foto de una chica desnuda, típica de taller, continuó.
    
    Oscar seguía mirándome y no decía palabra.
    
    —Así es y es parecida a vos le dije riéndome.
    
    —A verla, quiero verla, dijo.
    
    Oscar sonrió nerviosamente mientras le daba arranque al auto y este arrancaba. Yo ya estaba caliente y el juego ese me estaba gustando.
    
    —¿Ya está?, que rápido lo arregló, dije.
    
    —Era una pavada, contestó el.
    
    —Venga Oscar ya que terminó, vayamos adentro a tomar algo y mientras le muestro el póster a mi mujer.
    
    Note que la mirada de Oscar se había transformando de sorpresa a la de desconcierto.
    
    La agarré de la mano a Marce y entramos a casa. ...
    ... Oscar venía detrás y apostaba que le estaba comiendo con los ojos la cola a mi esposa. No solo yo estaba seguro, ella también se había dado cuenta y, como es su costumbre cuando esto pasa, arqueo más la espalda para parar más el culo, mientras me apretaba la mano y me lanzaba una mirada cómplice.
    
    —Marce, acompañalo al living al señor que voy a buscarle algo de tomar, le dije.
    
    Oscar ya a esta altura no pronunciaba palabra, solo asentía con la cabeza.
    
    —¿Y el póster?, preguntó ella.
    
    Lo saqué de mi campera y se lo di. Así los vi alejarse camino al living, ella delante con el póster en la mano y el detrás visiblemente exaltado y con la mirada clavada en el culo de Marce.
    
    Yo corrí hacia la cocina, llené 2 vasos con jugo y fui tras sus pasos.
    
    Al atravesar el pasillo que da al living, me detuve antes de llegar. Quería espiar lo que estaba pasando.
    
    La escena era de lo más caliente. Todo estaba en silencio. Oscar estaba sentado en un sillón doble y mi esposa había desenrollado el póster y parada de espaldas a él estaba observando la foto de ese terrible culo.
    
    La vista que ella le estaba dando era fabulosa. Oscar podía ver a la morocha y a su vez su cola que, se notaba, había parado a propósito.
    
    —La verdad tengo que reconocer que tiene una linda cola, dijo ella.
    
    —Su marido quedo embobado cuando la vio, por eso le regale el póster, dijo él.
    
    —¿En serio?, preguntó ella.
    
    —Sí, y la verdad que no entiendo por qué, usted tiene una cola preciosa, dijo un poco ...
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