1. Mi esposa y los mecánicos


    Fecha: 15/03/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Coque, Fuente: CuentoRelatos

    ... tímido.
    
    —Gracias, respondió ella, sacándola más para afuera.
    
    —Es más me animaría a decir que es más linda que esa, siguió Oscar, ya un poco más seguro.
    
    —¿Le parece?, respondió ella, acercándole un poco el culo y ya claramente excitada.
    
    Ver a mi esposa poner la cola parada a un metro de la cara de un desconocido me puso como loco. En ese momento decidí entrar, quería mirar eso más de cerca.
    
    —Aquí están los jugos, dije y le extendí uno a cada uno.
    
    —Gracias, dijo el, con la voz medio entrecortada.
    
    Mi esposa seguía en la misma posición. Yo pensaba la gran templanza que tenía Oscar para no extender la mano y acariciar esas calzas metidas en la cola de mi mujer.
    
    —¿Así que te quedaste embobado con esta cola?, dijo Marce en un tono simulando estar enojada, mientras me mostraba el póster y abandonaba su postura para irse a sentar en un sillón frente a Oscar.
    
    —No mi amor, lo que pasa es que, como ya te dije, me pareció que esa cola era parecida a la tuya, le respondí.
    
    —Acá el señor dice que la mía es más linda, ¿no?, preguntó mientras volvió a pararse a mostrarle la cola.
    
    —Sí, contesto Oscar. Se notaba en su cara que la situación lo incomodaba, pero que lo había puesto muy caliente.
    
    —En realidad mucho no puedo comparar porque usted está vestida, dijo un poco tímido.
    
    —¿Y qué quiere, que mi mujer se desnude?, le dije con cara de enojado.
    
    —No, por favor, no lo tome a mal, solo decía, contesto todo ruborizado.
    
    —En realidad el señor tiene ...
    ... razón, así vestida no puede cotejar si mi cola es más linda que esa, dijo ella, señalando el póster.
    
    —Sabes que me encanta que me elogien la cola, ¿me dejas que se la muestre al señor, así puede decirme que le parece?, continuó ya totalmente excitada.
    
    Oscar me miro no entendiendo nada. Yo tenía una erección que ya no podía disimular.
    
    —Bueno, pero solo la cola eh, le dije, para poner un límite y evitar que todo se desmadrara.
    
    Marce, de espaldas a Oscar, metió dos dedos al costado de las calzas y se las bajó hasta las rodillas. Tomó el póster y lo puso al lado de ella, tratando de imitar la pose de la foto.
    
    —¿Y ahora qué me dice señor? Le preguntó con cara de puta.
    
    Ahí estaba mi esposa, como otras tantas veces, mostrándole el culo a un desconocido, solo cubierto por una tanguita blanca que se perdía entre sus nalgas.
    
    —Sí, si es muy linda, es, es mejor su cola, tartamudeó Oscar, mientras se acomodaba en el sillón.
    
    —Bueno ya es suficiente, súbete las calzas, dije
    
    Marce se subió muy sensualmente sus calzas y volvió a sentarse.
    
    —Podría ser usted la del póster, la verdad, no tiene nada que envidiarle a esa chica, rompió el silencio Oscar.
    
    —Gracias, a mí me encantaría estar en un póster pegado en un taller y que todos se exciten con mi cola, es mi fantasía, dijo ella, mirándolo a los ojos.
    
    —¿Y a usted no le molestaría ver a su señora calentar hombres?, me preguntó.
    
    —No, al contrario, me excita mucho que la deseen, respondí.
    
    —Si no lo toma a mal ...
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