1. Diario de un padre II (Laurita, mi hija)


    Fecha: 16/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... mismo!
    
    -Laura, ¡¿qué dices?! Soy tu padre, bájate ya.
    
    Y la verdad es que después de decir eso, sentí una gran atracción hacia mi hija. Entre la luz de los faros de la calle que entraban por la ventana, hasta los destellos de luz de los relámpagos, se veía hermosa. Llevaba una franelilla hasta el ombligo y que apenas cubría sus tetitas, se podía ver sus tiernos pezoncitos abultar la tela y su piel blanca contrastaba con la oscuridad del cuarto. La sentía sentada sobre mi verga dura y aunque quisiera, no podía remediarlo ya, no podía ocultar el deseo de tenerla para mí.
    
    -¿Qué me baje? Papi, estoy sintiendo tu verga –un extraño escalofrío me recorrió cuando la escuche hablar así- no digas que no quieres hacerlo.
    
    -¡Bájate, Laura Nohemí porque no respondo!
    
    Hubo un silencio largo, probablemente fueron algunos segundos pero en ese instante fueron eternos. Ella no dijo nada y se movió lentamente sobre mi verga hinchada completamente.
    
    -¿Ves? Tu verga no quiere que me baje, papá.
    
    En ese instante mi indignación se juntó con el deseo de poseer a mi hija y la tome de los brazos tumbándola hacia un lado. Luego la tome de la cintura y recostándome por detrás de ella le dije
    
    -¿Esto querías? Hablas como una putita pues te cogeré como tal.
    
    Mientras restregaba mi verga contra sus nalguitas y mis manos se metían dentro de su franelilla.
    
    Mmmm… No se imaginan esa sensación eléctrica que sentí al tener sus pezoncitos erectos en la palma de mis manos, era toda una ...
    ... delicia. Le besaba el cuello mientras ella soltaba solo pequeños gemiditos acompañados de retorcidas que facilitaban el contacto entre mi verga y sus nalgas.
    
    En ese momento ya era inevitable: me cogería a mi hija y lo disfrutaría. Bajé una de mis manos a su vaginita y metí mi mano dentro de su braga, la apreté fuerte haciéndola gritar y estremecerse. Comencé a masturbarla sintiendo la humedad de sus labios cada vez más intensa, sentía como Laurita halaba las sábanas y empezó a gemir, un gemido largo como un quejido seguido de un largo grito y la relajación total de su cuerpo. Ahora le metía 2 dedos empujándolos hasta el fondo y girándolos y moviéndolos dentro de ella. Se podían oír sus juguitos chasquear con mis dedos. Ella ya no tenía resistencia alguna, estaba con el cuerpo boca arriba y sus piernas un poco separadas pero sus ojos estaban cerrados con su boca entreabierta soltando gemido tras gemido, aunque más que eso, era un gemido constante que variaba de tono.
    
    Al verla así de rendida, saque mi mano de sus bragas y sentí que estaba completamente empapada. Así que halé su short junto con sus braguitas y la deje desnuda, solo con su franelilla.
    
    Me quité el short y el bóxer (andaba sin camisa), y la tome del cabello hasta poner su cabeza sobre mi verga.
    
    -Tómala pues, te la vas a tragar todita. –Le dije
    
    Y antes de que pusiera algún pero, empecé a restregársela en los labios obligándola a abrir la boca, y cuando ya la tuvo adentro, hice una cola de caballo con su ...