1. Conflicto. Sexo en el consultorio, pared por medio espera el marido


    Fecha: 17/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... prometedora sonrisa que era presagio de los buenos tiempos por venir, acordamos en comunicarnos vía e-mail. Comenzamos esa misma noche.
    
    El correo electrónico y el chat fue nuestro refugio personal, nuestro escondite, aprendimos a conocernos, a entendernos, consolamos, restañamos heridas viejas y calmamos las recientes. Se estableció una comunión de sentimientos y carencias en el deseo insatisfecho.
    
    A la próxima consulta, concurrió con su hijo, que fue atendido por la cómplice de mi recepcionista. Tan pronto pasó, fue vernos y fundirnos en un abrazo cargado de pasión reprimida y sexo insatisfecho, nos besamos con el alma a flor de lengua. Fusionamos nuestras almas, y perdidos en una pasión descontrolada tuvimos sexo sobre una camilla, con toda la carga emotiva del deseo y el riesgo del atrevimiento.
    
    La senté en la camilla, mientras arrimaba una tarima para compensar la altura, ella ya se había levantado la falda y corrido la tanga. Llegué con la verga en mano, dispuesto a entrarle en el coño hecho una sopa de tan caliente. En los días previos había aprendido mucho de sus gustos y un poco de sus fantasías, de un golpe entré en ella. Nos movimos con incomodidad, y con apasionamiento, ambos buscamos una satisfacción sexual, una revalorización como persona, el peligro de ser descubiertos aportaba la cuota de adrenalina que nos subía al tope el indicador de la lujuria.
    
    Tan urgidos de un desahogo, llegamos muy rápido a la culminación, casi en sincronismo. Ella para no ...
    ... gritar en el clímax se mordía la mano, yo me sumergí en la almohada de sus hermosas tetas para ahogar mi gemido atragantándome con una en la boca, hasta se la mordí. Le acabé todo adentro de ese coño tan caliente y ahora más empapado por sus jugos y los míos.
    
    Enchufados nos besamos en la boca. Se limpió la conchita y cambió la tanga, la muy previsora tenía otra de recambio en la cartera.
    
    Quedamos en vernos en otro lugar más apropiado, y más cómodo. Al retirarse dijo:
    
    -Hemos bautizado tu consultorio. Te quiero.
    
    Quedé con las piernas temblando, igual que cuando de adolescente se la daba a la compañera de colegio contra el paredón de la plaza. Satisfecho por la necesaria eyaculación y por la fascinación que irradiaba ella.
    
    A los dos días no fuimos al hotel y nos dimos como en la guerra, unos polvazos. Me deleité en disfrutar de sus tetas, se las mamé, chupé y mordí hasta el hartazgo. Nos besamos y chupamos cada rinconcito de nuestras bocas buscando la saliva del otro para degustarla.
    
    Le agarré la concha y le di con todo, hicimos un 69 apoteótico, que consiguió hacernos acabar en nuestras respectivas bocas. Yo tomé sus jugos con mi abundante saliva, ella tragó toda la leche que le largué dentro de la boca. Me pareció, y confirmó después, que antes de tragarla, la movió un poco dentro de la boca, para tener todo mi sabor durante más tiempo.
    
    Más calmos, lo hicimos cambiando varias veces de posición hasta lograr acabar, no al mismo tiempo, ella antes y luego yo ...