1. Conflicto. Sexo en el consultorio, pared por medio espera el marido


    Fecha: 17/03/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    ... llenándole el coño con mi semen.
    
    A la semana siguiente, en mismo hogar por horas, tuvimos otra sesión de pasión desenfrenada. La consabida mamada, fue seguida por un polvo intenso. Ya en el segundo, se la metí con todo, pero cambiando de posición, hasta quedar de bruces sobre la cama. Mientras la tenía ensartada por el coño, le acariciaba las rotundas nalgas, con deseo inconfeso de hacerle la cola.
    
    Buscaba la forma de hacérselo saber, quería pedirlo sin decirlo. Enfrascado en este pensamiento mientras le movía el choto dentro de ella, cuando dijo:
    
    —Te gusta no?
    
    —Y cómo!
    
    —Todos me lo miran. Pocas veces me lo hicieron...
    
    Mientras la tenía enchufada, me contó que el primero fue el primer noviecito que la inició, después
    
    su marido en un par de ocasiones pero a él le parecía que eso no era lo adecuado. Al actual, se le insinuó para que se lo hiciera, pero el tipo no se dio por enterado, al contrario decía que eso es propio de las prosti, no de una esposa.
    
    Contento como loco por esta confesión, la saqué del coño y coloqué en el ano. Tan mojada como venía, apoyé el glande en el esfínter y entró. Empujó su cola ayudando tanto que en un par de movidas estaba todo adentro. Urgida de pasión insistió en fuera un poco más bruto, quería sentir el rigor de la dureza dentro del recto.
    
    Mi alma impulsaba el choto para abrirla cuanto pudiera, queriendo llegar hasta la boca. Sentía el choto más caliente en lo profundo de su culo. Incontenible en los movimientos del ...
    ... choto en el culito, no pudimos demorar por más tiempo la acabada que se insinuaba.
    
    Le anuncié que estaba próximo, ella también esta vez. En un esfuerzo supremo, concentrado en la acción cerré los ojos, me tiré con todo contra ella. Su reacción fue echar el culo hacía atrás, nos encontramos en lo profundo, cuando acabé en ella.
    
    Grité sorprendido por la intensidad del polvo que acababa dentro de su recto. Nos reímos sin sentido de nuestros actos, felices por el placer de ambos en realizar este polvo tan enriquecedor en nuestra relación.
    
    Nuestros encuentros siguen con toda la frecuencia que podemos, pero... eso de encontrarnos en un hotel había dejado de aportar ese plus del inicio, hasta que encontramos la respuesta… Nada era tan intenso como hacerlo en mi consultorio, sabiendo que el marido estaba aguardando del otro lado de la puerta.
    
    Volvimos al inicio a cogernos en el consultorio, sentir la adrenalina del riesgo a ser descubiertos, sentirla reprimir los gemidos en la cogida salvaje, cuanto más salvaje, más disfrutada, de ese modo encontramos la forma de satisfacernos sexual y espiritualmente.
    
    Siempre hay un pero, quisiéramos tenernos el uno al otro, juntos despertarnos, pero no podemos. Tenemos nuestros destinos atados a obligaciones adquiridas, insoslayables, de momento. Yo debo lealtad a quien me acompañó cuando la necesitaba, ella a un tipo que también la contuvo emocional y materialmente cuando se separó.
    
    Estamos inmersos en un conflicto de lealtades, que ...