1. El preñador


    Fecha: 19/03/2018, Categorías: Voyerismo Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos

    ... mi ombligo. La lluvia seguía cayendo, fría, imperturbable y calándome hasta los huesos.
    
    Una segunda premonición me alcanzó…
    
    Mis pezones se erizaron y mi sexo se humedeció. Subí mis pies sobre la mesa, abrí mis piernas. Actuaba por cuenta de una fuerza superior a mi voluntad, a mi moral, a mi dignidad. Pero, era como si supiera que no tenía más alternativa en la vida. Que era mi destino.
    
    Sentí la penetración avanzando en mi interior. Lo que me penetraba era fuerte y de una temperatura muy alta. Aun con la venda puesta, mantuve los ojos cerrados. Solo “eso” tocaba el interior de mi vagina; no sentía más nada a mí alrededor: ni sus manos, ni su ropaje. Su presencia era solamente esa especie de miembro moviéndose dentro de mí en una cópula sexual imposible de describir, inédita, inefable. Ni siquiera estaba segura de quién era el dueño del sexo que penetraba en mis entrañas.
    
    Me entregue al placer que me hacía sentir. El vórtice dentro de mi abdomen giraba mansamente, el extremo de la cosa, llegaba hasta ese sitio y lo estremecía con su feroz empuje. Tuve mi primer orgasmo en años, fue algo inenarrable, solo abría mi boca sin emitir sonido alguno mientras la sensación subía y bajaba por mi cuerpo reventando en mi cabeza. Sentí un líquido fluyendo a través de mi útero, a través de mis trompas y lamiendo mis óvulos. Seguí con un segundo orgasmo que casi me hace caer de la mesa, me equilibré sosteniéndome con el pesado libro que seguía a mi lado. Era feliz y lloraba ...
    ... de la emoción de haber reencontrado mi felicidad sexual. Volvía a ser una mujer completa. El tercer orgasmo me perforó hasta donde los otros no habían llegado, lloraba de tanto placer.
    
    Era el final. Era libre. La presencia que se había apoderado de mí, salió de mi interior tal como había entrado, naturalmente, en el momento preciso, de la mejor forma. Casi no lo sentí salir.
    
    Pasé mucho rato más en la misma posición, sentía sus jugos fluyendo adentro de mí, abriendo nuevos caminos.
    
    -Puede abrir los ojos, me dijo quitándome la venda-levántese cuando quiera.
    
    Cuando me levanté me sorprendió el hecho de que yo no estaba mojada, ni si quiera la mesa estaba húmeda. El libro seguía allí, abierto en la página de la mujer cabra. Me ayudó amablemente a bajar de la mesa. Mi sexo estaba limpio y no sentía en él las sensaciones propias de una situación post-coital. Era como si hubiera soñado. Me vestí medio trastornada.
    
    Me dio a beber otra porción de la pócima. –Ya no regrese más, vaya a su casa y desde hoy y durante tres días haga el amor diariamente con su esposo. No se alarme por lo que va a sentir. Volvió a su origen puro, quizá su esposo se sorprenda, pero no se preocupe, a lo bueno uno se acostumbra rápido- me acompañó a la puerta, me despidió con un saludo.
    
    Caminé hasta mi casa pues -aunque ya casi nada podía sorprenderme- me di cuenta de que era noche avanzada.
    
    Efectivamente, mi esposo los primeros días se sorprendió por mi nueva forma de reaccionar ante sus ...
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