1. Una esclava inesperada IV


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Gays Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... felicidad.
    
    Los tipos se fueron mientras Ga y yo nos besábamos y masturbábamos. La aparté de mí y le dije que siguiera masturbándome hasta que llegáramos a mi casa.
    
    El trayecto surgió sin problemas y sin tráfico. Cuando llegamos, le dije que se vistiera, pues no quería que los vecinos le dijeran nada a mi padre y tuve mucho cuidado de que nadie se enterara que había entrado con una chava a mi casa. Había que mantener una buena opinión… (que hipócrita, pero funciona en esta sociedad tan ambigua y mojigata).
    
    Llegamos a eso de las 3. Acomodé todo lo que compramos en su lugar mientras Ga me veía a la vez que se masturbaba. No lo podía creer, esa mujer seguía teniendo ganas de más e increíblemente yo también. Le pregunté qué es lo que deseaba comer y me respondió que lo que yo le diera, eso comería. Me dispuse a hacer algo de pasta al horno y unos medallones de pollo con puré de papa. Algo sencillo, pero rico. Le dije que preparara agua de sabor, pero natural.
    
    - ¿No me vas a coger? – preguntó ya desnuda. No me había dado cuenta de cuando se desnudó…
    
    - No mames, ¿todavía quieres más? – pregunté incrédulo
    
    - Si por mí fuera, estaría ensartada todo el día o trabajaría de puta las 24 horas…
    
    - Chale… aguántate hasta después de comer.
    
    - ¿No más la puntita? – dijo abriéndose de piernas en el sofá… – ándale, por donde quieras…
    
    - Bueno… (dije con evidente sacrificio…)
    
    La verdad es que no me podía negar a esa insinuación. Además, ¿quién soy yo para negarle la ...
    ... verga a una puta? Me desnudé al instante, pero mi pene estaba flácido, pues, aunque era joven, era demasiado sexo para mi primera vez.
    
    “Ya sé que te va a reanimar” me dijo al observar mi dormido instrumento. Me dijo que me sentara y ella se colocó en una posición bastante fetiche. “Te he hecho encabronar mucho, castígame como es debido amo”. Y en efecto, se había puesto como una niña que va a recibir nalgadas de su padre por portarse mal. Esa disposición y gusto por el dolor me excitaba mucho de ella. Vaya que sabía por dónde llegarme.
    
    No me hice del rogar y comencé a azotarle ese culote que de por sí ya lo había maltratado todo el día anterior, pero comencé con pequeñas nalgadas mientras de vez en cuando le metía un par de dedos por la concha, que ya estaba bastante húmeda.
    
    - ¿Por qué me pegas tan quedito? – me preguntó
    
    - ¿Quieres que te pegue más fuerte?
    
    - Si… no te midas… además dijiste que me ibas a dejar el culo morado… y mis chichis también… y no creo que con esos golpecitos lo logres…
    
    - Vaya que estás enferma… ni hablar, lo prometido es deuda…
    
    Sabe cómo excitarme, porque ya tenía la verga a reventar, además tenía razón, yo le había dicho eso cuando estábamos en el coche y la verdad que se lo iba a cumplir. Sin más, le solté una fuertísima nalgada esperando su reacción. Ni siquiera gimió. Otra más y esta vez un leve gemido. Esa era mi señal. Le azoté sin compasión esas hermosas nalgas. Ella solo gemía, aunque no sé si de dolor o de placer, pero yo ...
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