1. Una esclava inesperada IV


    Fecha: 20/03/2018, Categorías: Gays Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba bastante excitado azotándola. Cada azote lo trataba de dar lo más fuerte posible, y después de alrededor de 5 minutos, ya me ardía la mano. Su culo, ya estaba muy, muy rojo, pero todavía no estaba morado. Cambié de mano y la seguí azotando lo más fuerte que pude, cuando ella comenzó a llorar. Paré, pero inmediatamente ella me pregunto que por qué lo hacía; “¿quieres que siga?” le pregunté y ella me dijo que si quería seguir siguiera hasta que me cansara, que ella solo era un objeto y podía hacer lo que quisiera con su cuerpo. Eso me excito aún más y por consiguiente seguí con la azotaina.
    
    Ella seguía llorando, pero no se movía de ahí ni metía mano, solo lloraba y gritaba evidentemente de dolor en cada azote. Comenzó a arderme la mano y nuevamente la cambié. Su culo ya empezaba a tomar el tono que quería, pero quería más… le metí mientras tanto, y para que descansase, un par de dedos en la concha, que para mi sorpresa seguía húmeda, así que, con una mano, le percutía el coño y con la otra le soltaba, de vez en vez, una nalgada.
    
    Así seguimos como por 10 minutos y ella ya se había venido dos veces, cuando en una nalgada, puso su mano bloqueándome. “Ya no, por favor, ya me duele mucho”. Eso me hizo enojar, aunque por un lado sentía que ya me había pasado como por tres calles… Le espeté que si yo quería azotarla, la iba a azotar. “Por favor, neta ya me duele mucho”. Le aparté la mano y seguí azotándola, pero ella volvió a poner su mano y se la quité. Hizo ademán ...
    ... de pararse, pero la volví a poner como estaba. “Ya sé que te va a reanimar” le dije.
    
    La puse a cuatro sobre el sofá y le metí mi verga en su concha. Gimió de placer y comencé a bombearla rápidamente mientras le seguía azotando el culo. “No por favor, ya no me pegues”. Le dije que se callara, que la quería ver sangrar de las nalgas. Al parecer eso fue su detonante, porque aunque estaba llorando, se quedó callada. “Así me gusta puta”. Se la saqué de la concha, abrí sus ya moradas nalgas y escupí en su ojete, para después metérsela por ese lado. Cuando estuvo dentro seguí nalgueándola, aunque ella lloraba y en ocasiones gemía. No aguanté mucho, quizá 2 minutos más y me vine dentro de ella. La azoté un par de veces más y después me despegué de ella. Ella se acostó boca abajo en el sofá, visiblemente rendida y dolorida. Me hinqué a la altura de su cara para besarla.
    
    - Perdoname… – le dije después de besarla – pero me encanta darte nalgadas…
    
    - ¿Por qué? Soy tu puta… debiste de seguirme azotando… – dijo sollozando entre lágrimas.
    
    - Pero ya no querías… ya te dolía… estas…
    
    - Lex, me encanta que me azotes… me excita que me trates como un objeto… no me hagas caso… tu haz lo que quieras…
    
    - Pero…
    
    - Por favor… más… mmm… pégame lo que quieras… donde quieras…
    
    - Creo que ya fue suficiente – sentencié.
    
    - No… hasta que sangre… por favor… hazlo – me rogó
    
    - Quizá en otra ocasión…
    
    Así que la cargué y la llevé hasta mi cama y la recosté boca abajo y comencé a ...