1. Mi gusto por los maduros comienza así


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... Yo negué con la cabeza mientras sentía que su dedo pulgar se aproximaba a mis labios. Cerré los ojos y disfruté de la caricia que me hizo.
    
    Siendo yo la jovencita inexperta que era a mis 18 años, no pude dominar más mis ansias y me acerqué a Manuel, lanzándome a sus labios. Fue un beso largo y delicioso. Él metía su lengua lentamente en mi boca y yo le correspondía rodeándola con mis labios y enredando mi lengua con la suya. Me embargó una sensación tan deliciosa que inconscientemente empecé a gemir, despacito. Nunca me había pasado, pero es que tampoco me había excitado tanto con solo un beso. Quería sentir su boca por todo mi cuerpo y como si Manuel lo supiera, comenzó a besarme el cuello y yo me fui a sentar en su regazo, montándome en él, buscando frotar mi vulva en su pene. Manuel me despojó de la blusa y el sostén y si su boca hubiera permanecido dos segundos más en mis pezones, juro que me habría hecho acabar ahí mismo.
    
    Me levantó del sofá y me colocó de pie, con las nalgas recargadas en el borde de la mesa y luego de desabrocharme el pantalón, metió su mano debajo de mis bragas. Miré hacia mi sexo y me volví loca de deseo al ver sus dedos húmedos de mis jugos dándome placer y su brazo con los músculos tensos por la fuerza con la que me estaba masturbando. –Quítatelo todo- Me ordenó. Yo lo obedecí y también me bajé las bragas. Luego, como si supiera exactamente cómo me gusta, Manuel comenzó a mover sus dedos dentro de mí, arrebatándome quejiditos que ni yo me ...
    ... conocía. Yo no paraba de besarlo en la boca, quejándome con lujuria por lo que me hacía, al mismo tiempo que me aferraba como podía de la orilla de la mesa, porque el intenso placer que sentía, hacía que me temblaran las piernas. Sentí su pulgar en mi clítoris moviéndose muy rico y entonces todo mi cuerpo se contrajo convulsionándose por la fuerza del primer orgasmo que un hombre me provocaba. Tuve que sujetarme de su brazo para no caer al piso, me temblaban las piernas y sentía que mis nalgas eran un flan que no paraba de sacudirse. Cuando todo pasó, me sentí súper mojada, más que nunca y cuando miré hacia abajo noté que un líquido blanco y espeso fluía desde mi vagina, era como si un helado de yogurt se hubiera derretido dentro de mi cavidad y escurriera en delgadas gotas por mis muslos.
    
    -¿Qué fue eso? Estuvo riquísimo- Le dije, disfrutando las caricias que me hacía entre las piernas.
    
    -Es que te viniste muy fuerte- Y cuando lo dijo, con la punta de sus dedos recogió un poco del fluido que el placer había hecho salir de mi vagina y me lo dio a probar.
    
    Cachondísima como estaba, acepté sus dedos en mi boca y los fui chupando y lamiendo. –Qué rica boquita tienes- me dijo mirando cómo mi lengua recogía el resultado líquido de mi orgasmo. Yo entendí lo que él quería de mí, así que le bajé el cierre de su pantalón y me quedé impresionada por el enorme trozo de carne venoso que tuve frente a mí cuando me hinqué para lo que seguía.
    
    Puse su glande entre mis labios y empecé a ...