1. Mi gusto por los maduros comienza así


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... insatisfecha; René conocía a Tania, una tipa pechugona con la que se acostó aquella misma noche. Claudia me lo había contado todo en sus mensajes y yo solo quería regresar el tiempo y haberme quedado con Manuel mientras su esposa no estaba, en lugar de haberme entregado al cabrón de René.
    
    Más de una vez durante esa noche, estuve decidida a ir a buscar a mi vecino, sabiendo que estaba solo. “-¿Pero qué le voy a decir cuando abra la puerta?-“ Me preguntaba cuando ya casi estaba lista para salir de casa sin despertar a mi hermano. Pero al final no encontré el valor para hacerlo y me quedé dormida.
    
    El lunes siguiente, terminé mi relación con René. Aunque intentó convencerme de seguir siendo novios, yo no quise y al acabar las clases, me dirigí a mi casa. Me sentía triste y desilusionada. En el metro, mi mente divagaba en los recuerdos de mi breve romance con René y no me di cuenta de que al otro lado del vagón, Manuel buscaba cruzar su mirada con la mía.
    
    -¿Y su esposa, vecino?- Le pregunté cuando finalmente se acercó a donde yo estaba.
    
    -Se quedará trabajando hasta tarde toda la semana. La esperaré en la casa- Me respondió con su tono amable de siempre. -¿Te pasa algo, Samantha? Te veo triste.
    
    -¿Se me nota mucho? Porque sí estoy triste... Terminé con mi novio hace rato.
    
    -Ah, ya veo. Pues no tendrías por qué estar triste. ¿Te digo algo? Él no se me hacía buen tipo para ti, porque eres muy bonita. Se nota que eres muy tierna y él un hijo de puta. Así que no te ...
    ... sientas mal, porque aquí el que perdió, fue él.
    
    -Gracias... Me hace sentir mejor.
    
    -¿Quieres que sigamos platicando? No tengo nada qué hacer. Bueno, al menos hasta que Yesenia me avise que vuelve a casa, porque quedamos de cenar juntos. ¿Quieres que mientras vayamos por un café? ¿O algo más fuerte? Ya tienes edad para tomar ¿o no?- Me hizo un guiño cuando me dijo esto último y entonces el hombre me gustó más que nunca.
    
    -No tengo ganas de ir a ningún lado ¿Qué le parece si compramos algo en la tienda y nos lo tomamos juntos? Claro, si no hay problema con su esposa- Tal vez había ido demasiado lejos, pero nada perdía con intentarlo.
    
    Para mi sorpresa, Manuel me dijo que sí –Es más, tengo un buen whisky para los momentos bajos, si quieres solo compramos algo para que lo acompañes, a menos que te guste tomarlo solo, como a mí.
    
    Yo no estaba acostumbrada a beber mucho, así que cuando mi vecino me sirvió el tercer vaso de whisky en su departamento, me sentí alegre y con una rica sensación de mareo. Manuel bebía casi dos vasos por cada uno que yo consumía y entre su animada plática y el alcohol, me fui sintiendo mucho mejor; pero también comencé a experimentar unas inmensas ganas de besarlo. Además la manera en que me ponía atención y me consoló dándome ánimo por mi fallido noviazgo, me llevó a pasar un rato muy lindo con él.
    
    -¿Quieres que te sirva uno más?- Me preguntó cuándo mi vaso estuvo vacío por cuarta vez.
    
    -Yo me sirvo ¿Le traigo a usted también?- Le dije ...
«12...678...12»