1. Mi gusto por los maduros comienza así


    Fecha: 25/03/2018, Categorías: Incesto Autor: Samantha Maggie, Fuente: CuentoRelatos

    ... mientras hacía mi mejor intento por levantarme del sofá sin trastabillar.
    
    Ese día yo llevaba el pantalón blanco de mi uniforme de enfermería. Normalmente me incomoda un poco que se adivine mi ropa interior debajo del pantalón, pero aquella noche, aproveché ese detalle y cuando estuve de frente en la mesa, me incliné de más al tomar la botella y así presumirle mi trasero a Manuel. El pequeño truco había funcionado, pues al mirar sobre mi hombro, me di cuenta que mi vecino tenía clavados los ojos en aquella parte de mi cuerpo de la que me sentía tan orgullosa.
    
    Cuando volví con los dos vasos, me senté más cerca de Manuel. Él me pasó el brazo por encima de los hombros y yo me recosté en su pecho, poniéndole una mano en la pierna, muy cerquita de su miembro. -¿Alguna vez ha engañado a su esposa?- Me atreví a preguntarle.
    
    -No. Aunque he tenido alguna oportunidad, pero al final nunca he hecho nada.
    
    -Le quiero preguntar otra cosa, pero me da pena- le dije. Y luego que él me animara a hacer la pregunta, seguí. -¿Qué pensó cuando me vio con mi novio la otra noche que estábamos haciendo cositas malas?-
    
    Manuel rio algo sorprendido. –Pues que ese tal René tenía mucha suerte.
    
    -Lo mismo pienso de su esposa- Le respondí. -¿Ustedes lo hacen muy seguido?
    
    -¿Sexo? ¿O sexo oral?... Bueno, en cualquiera de los dos casos, sí. Lo hacemos casi a diario.
    
    -¿Ve por qué pienso que su esposa es una suertuda?-Me atreví a decirle.
    
    -El afortunado soy yo. Es una mujer ...
    ... excepcional- Sentí que esto último lo dijo para poner una especie de barrera entre los dos, porque era obvio que yo quería algo más que estar conversando mientras él me abrazaba casi fraternalmente. Entendí el mensaje y aunque nada en el mundo haría desaparecer las ganas que tenía de acostarme con él, decidí que ya era suficiente, tenía que irme a mi departamento. Mi mamá y Yesenia no tardaban en llegar y lo último que yo quería era que alguna de las dos me encontrara ebria y caliente con Manuel o peor aún, en su cama.
    
    -¿Le molesta si lo abrazo?- Le pregunté en la puerta, antes de irme. Y luego de que mi vecino dijera que no lo molestaba en absoluto, rodeé su cuello con mis brazos y disfruté de su cercanía mientras él correspondía mi abrazo. Pensé que cuando nos despegáramos, nos íbamos a besar. Al menos eso deseaba yo, pero él sólo me miró fijamente a los ojos y me dijo –Mañana nos vemos a la misma hora ¿Puedes?- Yo le dije que sí y salí de su departamento para ir directamente a mi cama para masturbarme sintiendo el aroma de aquél hombre en mi cuerpo.
    
    Al día siguiente, cuando nos encontramos en el metro y tomé mi habitual posición delante Manuel, no me rechazó cuando busqué frotarme en su entrepierna. Yo estaba encantada sintiendo crecer su erección deliciosamente acomodada entre mis glúteos. Recuerdo que seguimos platicando como si no estuviera ocurriendo nada durante nuestro recorrido. Yo me paraba de puntitas levantando el culo, moviéndome despacio, hasta que llegamos a la ...
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