1. Solo éramos dos


    Fecha: 13/07/2017, Categorías: Infidelidad Autor: Lauer, Fuente: CuentoRelatos

    ... correazos. Fueron suaves. Tan solo para reafirmar su entrega.
    
    -No te hemos oído. –le dije dándole un último algo más intenso.
    
    -Ssssiiiiii.
    
    -Sí que. –le respondí con otro de igual intensidad.
    
    -SSSiiiiii. Quiero más.
    
    Miguel retomó la iniciativa.
    
    -¿Quieres que te encule tu marido? –preguntó oprimiendo de nuevo con un dedo sobre su ano.
    
    -Uuummmm.
    
    -¿No querrás que lo haga yo? –introduciendo por completo su pulgar.
    
    -Aaaahhhhh.
    
    -Ya entiendo. –Acariciando sus nalgas con ambas manos y rotando el pulgar en su interior- Lo que quieres es que Alex te lo rompa.
    
    -SSsssiiiiiiiiii. –fue su rápida respuesta.
    
    Era evidente que quería la polla más grande. No creo que pensara con la cabeza. Estaba atada, vulnerable. Incapaz de impedirnos nada que le exigiéramos. Alex se acercó lubricando su pene con su propia saliva. Miguel sujetó su nalga derecha y yo me apropié de la izquierda. Gimió cuando su culo fue abierto por nuestras manos.
    
    -Nooooo. –se agitó al sentir la presión que Alex iniciaba en su trasero.
    
    Cuando Alex rompió la resistencia inicial de su agujero, protestó. Nuestras manos notaban como su culo quería cerrarse ante las lentas pero constantes cargas que recibía. Finalmente cedió y sin demora la penetró en un prolongado empuje. Un sonido entre suspiro y aullido acompañó todo el recorrido. Tan solo cesó cuando sus cuerpos chocaron impidiendo su continuidad. Alex hizo una pausa dejando que se acomodara en su interior. Al poco, muy lentamente, Erika ...
    ... empezó a mover sus caderas ayudando en su enculada.
    
    Miguel soltó la nalga que mantenía atrapada y yo hice lo mismo. El culo se cerró sobre la polla de Alex.
    
    Di un paso atrás y contemplé lo imponente que estaba mi esposa en esa situación. Atada, pero activa en su “suplicio”. Sin posibilidad de huir movía sus caderas con brío, estremeciéndose constantemente ante la dura follada que su culo recibía.
    
    Alex aminoró el ritmo. Ahora la sacaba completamente, se la mostraba y la volvía a enterrar de un solo golpe. Un bufido salía de su boca con cada nueva estocada. A Erika las piernas empezaron a flaquearle y sin dejar que siguiera enculándola, la ayudamos a arrodillarse. Alex, rodilla en el suelo y la otra elevada como un tirador, aumentó la intensidad. Erika ya no movía sus caderas, eran los brazos de Alex bien aferrados quien las obligada a sacudirse. Cada vez todo iba más rápido. Con la cara ya apoyaba contra el sofá, gruñía dejándose hacer. Sus pechos se balanceaban sin descanso, marcando el ritmo de las invasiones que recibía su cuerpo.
    
    Empezó a gritar como nunca la había oído hacer. Entre grito y grito parecía sollozar, moviendo y convulsionando su cuerpo ante el placer que la recorría. Parecía no tener fin. Alex, enfervorizado ante tal demostración de placer, le aprisionó los pechos utilizándolos como asas. Golpeaba su trasero tan duro como podía. Cuando ya estaba a punto de reventar, soltó sus pechos y empezó a dar fuertes manotazos a sus nalgas. Cada vez que una ...