1. Yogurin Superdotado


    Fecha: 13/07/2017, Categorías: Erotismo y amor Autor: anacristina, Fuente: RelatosEróticos

    ... imponente, su tamaño, su diámetro, su coloración, sus venas lo convertían en un miembro que causaba deseo y temor al mismo tiempo.
    
    Yo le estaba haciendo una masturbación, a pesar de la gran rigidez de su candente hierro, él parecía absorto en manipular mis labios, mi clítoris y mi vagina. Yo empecé a pegar gritos de placer y él con gran habilidad y ayudado por el aceite introdujo de repente con gran rapidez su índice y su pulgar en mi vagina, a mí me parecían esos dedos como unas tenazas que me producían un placer insospechado, los movimientos circulares de sus dedos estaban a punto de hacerme llegar a otro orgasmo, pero yo no lo quería así, traté de separarme y no pude sus dedos parecían unas grapas enterradas en mi cuerpo que me hacían retorcer de placer. Con voz ronca por el deseo, le grité: – Suéltame, Llegó el momento de ver si soy capaz de tenerlo integro en mi cuerpo. Él inmediatamente me soltó. Había llegado el momento por años deseado: Un miembro monumental de un superdotado que acababa de conocer. Moviéndome rítmica y fuertemente mi vagina sobre sus dedos le dije con mucha serenidad. – Amor prométeme, que no te moverás y sin esperar respuesta le derramé unas gotas más de aceite en el monstruo, y me coloqué agachada sobre él. Desde arriba lo veía imponente y mi vagina casi virginal temblaba de deseo y temor. Él me ayudo a abrir los labios de mi vagina y sentí su glande fuerte, vigoroso y suave, mi vagina hizo un esfuerzo supremo y no con dificultad comenzó a ...
    ... engullir semejante monstruo, no sé cuanto tiempo pasó pero me fui tragando el coloso de mi macho y cada centímetro que me introducía lo hacía con la mente cada vez mas embotada solo un objetivo tenía: LO TENDRÉ ÍNTEGRO. Estaba bañando el pecho de mi amante con mi sudor y una que otra lagrima, no sé si de dolor o placer, quizás una mezcla de ambas sensaciones, cuando llevaba la mitad del coloso dentro de mí, mis piernas comenzaron a sentir calambres, el chico se dio cuenta de lo incomoda que yo estaba y apuró la situación, me dio dos empujones seguidos con su coloso que me hicieron gritar de placer, él se asustó creyendo que era de dolor y se detuvo, en ese momento estaba como ciega de placer y con un grito de triunfo me ensarté los 7 centímetros que me faltaban de un solo golpe.
    
    Sentí su vientre contra el mío, y pensé, "esto es un triunfo", triunfo por haber alcanzado la plenitud como mujer, triunfo por el espécimen que había logrado coronar mi vagina y triunfo, por qué no, por todas las mujeres insatisfechas, mi triunfo lo sinteticé con mi hombre con una frase ronca y victoriosa: – Íntegro lo tengo íntegro dentro de mí. Nunca me había sentido así, plena, llena de carne dentro de mí, él trató de moverse y le dije con voz autoritaria: – No te muevas. Y comencé a moverme con movimientos cadenciosos, mi objetivo era además de sentir todo ese hierro candente, era que mi clítoris, al rozar vigorosamente con su vientre me excitara y me hiciera sentir lo que ningún hombre había hecho, ...
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