1. Viaje al infierno (2)


    Fecha: 27/03/2018, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... y tratar de descansar, dentro de lo posible, hasta el siguiente día. Así que cenaron a la hora acostumbrada, minutos después del retorno, tras lo cual algunos se tumbaron en los camastros que las literas constituían, en tanto otros preferían, como cada noche, perder el tiempo en cualquier nadería hasta el toque de silencio. Este llegó y, cuando el mayor von Labnitz acababa de acostarse, fue requerida su presencia en el cuerpo de guardia ubicado junto al portón de acceso al recinto y barracones de los prisioneros. Llegó allí, y se encontró con que era la capitán Olga Semionovna quien reclamaba su presencia. Con un lacónico, “Sígame, por favor, herr mayor” los dos echaron a andar explanada exterior adelante hasta llegar al edificio de la comandancia del campo. Entraron en el interior, por entero a oscuras, y tras atravesar el vestíbulo de la entrada, pasaron a un ni largo ni corto pasillo, por el que anduvieron hasta detenerse ante una puerta situada al fondo e izquierda del pasillo.
    
    La capitán soviética dio uno golpes en la puerta con los nudillos y, sin esperar respuesta, abrió la puerta penetrando al interior tanto ella como von Labnitz. La puerta daba a un minúsculo saloncito con un sofá para no más de dos personas y un escueto silloncito en el que apenas si cabría una persona, todo ello tapizado en cretona de dibujo floral en distintos tonos de verde combinados con el blanco; una mesita de centro ante sofá y sillón y una especie de aparador limitado al mueble bajo, ...
    ... sobre el que imperaba un aparato de radio, conformaban el mobiliario del saloncito. Pero lo que al mayor alemán le dejó de una pieza fue ver a Galina Piotrovna, cubierta por una tenue bata hasta los pies, de leve seda en liso color azul casi celeste, calzando chinelas en raso de seda a juego con la bata y sentada en el sofá con un cigarrillo en la mano. A su llegada, Galina se levantó y avanzó hacia ellos.
    
    Desde que la capitán Olga Semionovna fuera a buscarle, ni una sola vez había centrado su vista en el mayor alemán, de manera que entonces, cuando estaban ya en las dependencias de Galina Piotrovna fue la primera vez que, directamente, posó sus ojos en Günter von Labnitz. Y, para ser la primera vez que lo hacía, con más atención y detenimiento no pudo ser. Aunque si de verdad queremos ser exactos, mejor deberíamos decir que le miró con franca desfachatez, lo que equivale a decir que la mirada más pecaba de audacia y cara dura que de otra cosa. Y de burlona malicia, pues eso es lo que en sus ojos había cuando dirigió la mirada a von Labnitz, pero todavía el acento burlón y malicioso, no sólo de su mirada sino que de su sonrisa, se incrementó en ni se sabe cuántos enteros cuando mirada y sonrisa la pasó a Galina Piotrovna, al tiempo que le decía
    
    Galina fulminó a su amiga con la mirada, pero eso sólo hizo que acentuar aún más no ya la sonrisa de la capitán Semionovna, sino de las puras carcajadas con que la oficial ayudante sustituía la burlona sonrisa
    
    Aquello para Galina ...
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