Viaje al infierno (2)
Fecha: 27/03/2018,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... Piotrovna ya fue demasiado.
Al tiempo que esto decía, se sacó una de las chinelas y se la lanzó, aunque marró el lanzamiento, con lo que la zapatilla sólo golpeó la puerta, al tiempo que Olga Semionovna salía por el vano al pasillo riendo ya a mandíbula batiente, mientras decía a voz en grito
Y así, riendo ruidosamente, se alejó pasillo adelante. Al fin quedaron solos en la estancia Günter y Galina. Él cerró la puerta que Olga Semionovna dejara abierta y se volvió hacia Galina, que seguía en pie en casi en el centro del saloncito, con un pie descalzo. Ella se llegó hasta donde permanecía, tirada en el suelo, la lanzada chinela. Se la calzó para, seguidamente, dirigirse a donde él estaba. Ya a su lado, le tomó de la mano diciéndole
Sin esperar respuesta alguna tiró del hombre hacia otra puerta situada a la izquierda de la de acceso al salón. Galina la abrió y ambos se encontraron en un pequeño pero coqueto dormitorio. La mujer se dirigió a la cama y la abrió, separando a un lado sabana y mantas. Seguidamente se descalzó y soltó la tira de raso que cerraba su bata. Se deshizo de ella, y al punto surgió su cuerpo, espléndido, maravilloso, en su integral desnudez. Se metió en la cama, haciéndose hacia un lado mientras decía
A todo lo largo de las, más-menos, treinta y alguna horas siguientes ni Galina ni Günter salieron de aquellas dos habitaciones, dormitorio y saloncito, aunque, en honor a la verdad, hemos de admitir que los periodos transcurridos en el dormitorio ...
... dominaron ampliamente a los pasados en la otra pieza. A lo largo de las primeras veinticinco-veintiséis horas, la mutua entrega en inacabable pasión amorosa fue la normalidad; pero luego, la pasión cedió el sitio a la dolorosa ternura de la definitiva separación, una separación que a pasos de gigante se acercaba minuto a minuto, segundo a segundo.
Fue en aquella primera noche que pasaban juntos cuando Galina puso a Günter al corriente del destino que a todos ellos aguardaba, y también fue aquella la primera vez que ella rompió en sollozos durante aquellas horas. Como fácil es imaginar Günter se quedó helado ante tal noticia, pero las desconsoladas lágrimas de ella le hicieron reaccionar y, haciendo de hígado corazón, aún tuvo los suficientes redaños para intentar consolarla
A eso de las cuatro de la madrugada de aquella primera y última ocasión que pasarían juntos, la capitán Olga Semionovna sacó a Günter von Labnitz del edificio de la comandancia para devolverlo a los barracones de los prisioneros. Al llegar al gran portón de entrada al recinto de cautivos, se detuvieron, y Olga Semionovna, seria, muy seria, dijo a su eventual acompañante
Se estrecharon la mano y el portón se cerró tras Günter von Labnitz
Poco después de las cuatro y media de aquella madrugada, penetró en el campo la unidad NKVD que venía a hacerse cargo de la conducción de los reclusos hasta los campos siberianos.
Casi a las seis en punto de la mañana de aquél día, la columna de prisioneros ...