Marina, mi nuera (Primera parte)
Fecha: 13/07/2017,
Categorías:
Masturbación
Autor: Gustavo Gabriel, Fuente: CuentoRelatos
... quería una película para la noche como postre, ellos no tenían cable y la programación desde el aire en sábado, es malísima.
Ella aceptó.
En tanto me dijo Marina que llamaría a su madrina para decirle que esa noche no saldría de la casa porque se encontraba desganada y que no la esperase a cenar ni dormir como habían combinado en la semana. Por las dudas le aclaró que no se le contara de modo alguno a su esposo que se quedaba sola si algún día se encontraban los tres. La clave para mi éxito creo, se vislumbraba. Compre una comida simple fría. Busqué el vídeo club la película, más erótica. Yo ya la había visto y de verdad levantaba, fuego.
Cenamos y durante el mismo surgió el tema del algo buscado por mí. El sexo de ambos. Al principio me confió discretamente pero terminó diciendo que no lo hacían muy seguido. Mas por la depresión de mi hijo que por la parte física. Durante la cena me di cuenta que era muy apasionada por la forma que gesticulaba, se movía, cosas que cuando estaba el marido o en mi casa, directamente no le hacía. Hacía rato que me había dado cuenta que ella no usaba corpiño, y creo que en más de una oportunidad se dio cuenta que la miraba.
Pero lo dejó pasar.
Nos sentamos para ver la película en el living, una hora más tarde de la medianoche. Ella lo hizo en el sillón largo enfrentando directamente la televisión. Y yo en uno corto muy cerca de Marina, pero a un costado. Hacia algo de calor, ella prendió él turbo. Pasado un tiempo y varias ...
... escenas fuertes, empecé a notar en ella los inconfundibles síntomas de estar calentándose poco a poco. Cruzaba y descruzaba sus piernas se las iba acomodando de una y otra forma rozándose en ese momento con la mano allí, justo allí. También mi bulto se fue agrandando, en dos oportunidades ella se percató Y noté como sus mejillas se ponía algo rosadas. Sabía que se estaba excitando, porque era igual a mi mujer, con las películas eróticas se calentaba más que con las condicionadas. Y al finalizar la película, se produjo un silencio importante.
Yo sabía de antemano que estaba en el punto máximo porque ninguno de los dos atinaba a apagar la cinta que se rebobino sola. Solo el silencio era el que reinaba. Me levanté había que hacer algo lógico, ahora o nunca.
Empezaría el juego erótico.
Ella permanecía inmóvil en el sillón pero había cruzado las dos piernas y su vestido se corrió más de lo necesario encontrándose éste a medio camino entre el muslo y sus rodillas. Solo su bombacha se traslucía perfectamente y adivinaba un perfecto triangulo color negro y nada más. Pude notar sus dos senos bien marcados sobre su vestido. Me acerqué por detrás y con la excusa de hacerles unos masajes en su cuello le empecé a trabajar con mis dos manos. Al principio a Marina la noté algo dura en sus músculos, tensa. Pero luego cuando mis manos permanecían más tiempo por su cuello y llegando hasta sus hombros se empezó a refregar sus piernas. No me pasó por alto esa alarma femenina. Dos veces más se ...