1. Consolando al amigo de mi esposo


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Grandes Relatos, Autor: timida28, Fuente: CuentoRelatos

    En fin yo tenía en muy alta estima a Ignacio, y no comprendía porque Irene su mujer lo había abandonado. Ernesto me pidió que le diera apoyo, ya que él ni idea tenía de lo que le debía decir a su amigo, a no ser que no fuera, recordarle que al igual que el resto de los amigos de Ignacio, Ernesto le advirtió sobre las correrías de Irene, pero Ernesto no les hizo el menor caso, hasta que ya fue muy tarde.
    
    Por la misma situación, mi esposo prácticamente obligó que Ignacio se quedase en casa, por unos pocos días, mientras se le pasaba el duro golpe que recién y había recibido. Al día siguiente de la llegada de Ignacio, me levanté temprano como de costumbre, únicamente con mi transparente camisola de dormir, y no fue hasta que me encontré de frente a Ignacio, en el pasillo que conduce al baño, que me acordé de la presencia de él en nuestra casa. Aunque él de manera muy caballerosa, y elegante, pretendió no haberme visto, al tiempo que dándome la espalda de inmediato, se disculpó conmigo retirándose a su habitación.
    
    Yo la verdad es que me sentí tan avergonzada, por mi pobre juicio, al no acordarme de su presencia y andar prácticamente desnuda por la casa. Yo desde luego no le comenté nada a Ernesto, y entiendo que Ignacio como todo un caballero, fue bien discreto con lo relacionado a ese pequeño incidente, lo que en el fondo hizo crecer más mi admiración, y lastima por la situación que él estaba pasando.
    
    Ese día después de que les preparé el desayuno, Ernesto de inmediato ...
    ... recogió su maletín, y tras despedirse de su amigo y decirle que se sintiera como en su casa, se me acercó a mí, me tomó de la mano y lo acompañe hasta la puerta principal de nuestra casa, donde se despidió de mí, dándome uno de esos besos que me llegan hasta el tuétano, para luego decirme, acuérdate que el pobre, refiriéndose a su amigo, necesita mucho apoyo, tras lo cual me volvió a besar y se marchó para nuestro restaurante a trabajar.
    
    Yo realmente no se me ocurría que decirle al pobre de Ignacio, así que me puse a limpiar un poco la sala a ver que se me ocurría. A los pocos minutos llegó él, tomó asiento en el sofá, y de momento que se puso a llorar. No sé si ustedes sientan lo mismo en una situación como esa, pero me dio un pesar tan grande, que dejando mi escoba, me senté a su lado, y procuré calmarlo, pero más lloraba Ignacio, así que lo rodee con mis brazos, y procuré calmarlo mientras que lo continuaba abrazando.
    
    A los pocos segundos de haberlo abrazado, Ignacio, procuró separarse de mí, diciéndome. Eso mismo era lo que hacía Irene cuando me sentía mal, yo obviando lo dicho le volví abrazar, y nuevamente Ignacio separo su cuerpo del mío, diciéndome. Perdona pero Irene y tu son tan semejantes, y parecidas físicamente, que hasta me imagino oler su perfume en estos instantes. Yo de inmediato volviéndolo abrazar, le dije. Es porque tu ex mujer y yo usamos la misma marca y tipo de perfume.
    
    Yo mientras lo abrazaba, sentí su rostro contra el mío, y accidentalmente ...
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