1. Mas de 30 años pasaron


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Ana bajó del automóvil de su esposo que la dejó en la entrada del elegante hotel donde sería la convención. Al subir la rampa al acceso principal, escuchó que alguien le dirigió el clásico piropo silbado. Ella volteó y vió a un hombre mayor que trabajaba en las plantas de ornato de la entrada. No había nadie cerca excepto taxistas en sus vehículos y a distancia, un botones, pero el silbido era muy cercano. ¡Adiós mamacita!, escuchó que el anciano le decía. A pesar de su supuesta indiferencia, su feminidad la hizo sentirse halagada. Volteó de nuevo y vió que él la miraba fijamente. Su cara se le hizo conocida y caminó hacia él. A sus 54 años, Ana había conocido a muchísimas personas de todas las clases sociales y pensó que lo menos que podía hacer es ver de quien se trataba. A medida se acercaba, Ana empezó a sentir una leve descarga de adrenalina…. - ¿Ramón?-, preguntó. -El mismo que viste y calza, hermosa-, contestó el, emocionado. - Te han sentado bien los años, mi reina-, la halagó el vetusto albañil. Quizá la última vez que supo de Ramón fue en alguna de las esporádicas veces que se vieron después de sostener un tórrido y largo romance de casi 4 años, hacía poco más de 30, cuando ella tenía poco tiempo de casada con Eduardo. Como una corriente eléctrica, los recuerdos se vinieron a su mente. -Te sientan bien esos, que serán, ¿10 o 15 kilitos que traes encima? - le dijo Ramón. - Tus nalguitas se ven más sabrosas, mas rellenas-, prosiguió. Ella simplemente le sonrió. ...
    ... Entre Ana y Ramón existió siempre un vínculo de franqueza cuando ella fue su puta casada. A ambos les encantaba dominarse y tenían relaciones de alto riesgo que disfrutaban enormemente. Eduardo nunca supo, o por lo menos eso pensaban. Lupita, la esposa de Ramón, era para Ana un misterio si supo o no. Ana vio su reloj, y le dijo –tengo que entrar a la reunión. Durará como hora y media o dos. ¿Estarás por aquí? - - ¡Claro! -, contestó Ramón emocionado, -salgo a las 11. Trabajo medio tiempo aquí-, agregó. En la convención, Ana no hizo sino recordar sus ardientes años con Ramón. La relación se enfrió algo cuando temió haber quedado embarazada de Ramón, pero se siguieron viendo. Ana se preguntaba como estaría su pene. Era enorme, ella recordaba fácilmente más de 10 pulgadas, dura, venosa…obscura. Empezó a salivar con el solo recuerdo y sintió su vulva humedecerse. Recordó cada detalle, y la convención le pasó en blanco y se le hizo eterna. Habrían pasado algunos años desde que lo vio por última vez. Se llamaban rara vez por teléfono, ella le pedía trabajos, él se la culeaba cuando podía, Ramón trabajaba como albañil en casa de Ana y Eduardo. Frecuentemente era solo dinero lo que él quería, y ella con gusto se lo depositaba en un Oxxo. Quedaban de verse, pero rara vez se lograba. Cuando finalmente pudo salir del salón, Ana bajó apresuradamente y no lo encontró. Algo decepcionada, se dirigió al área de la alberca en la parte posterior del edificio, y a lo lejos lo vió y alzó su mano. ...
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