Mas de 30 años pasaron
Fecha: 02/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... Ramón estaba empacando sus herramientas y ya se había cambiado. Le hizo señas para que se acercara. -Siempre podrás decir que me conoces, que me estás pidiendo un trabajo o algo así-, le susurró Ramón. –Así, tus amistades que nos vean no creo que sospechen, además tú estás hermosa y yo bien madreado-, agregó. -Eduardo saldrá el sábado a pescar con sus amigos. Me quedan solo dos hijos solteros que seguramente saldrán, no tengo nietos que cuidar-, le dijo ella. - ¿Ya eres abuela?-, preguntó Ramón. –Si-, contestó Ana, -tengo tres nietos y una nieta-. -Eres la abuela más sabrosa que jamás he visto-, le dijo Ramón. Ana sonrió. - ¿Vives donde mismo? - preguntó Ramón. -No-, contestó ella, -esta es mi nueva dirección-, le dijo al tiempo que le dio un papel con su número celular. Por prudencia y cuidado, Ana no lo besó de despedida. Ramón le aseguró que estaría el sábado como a las 10 a visitarla. Ambos coincidieron que había mucho que platicar, y lo invitó incluso a comer con ella. Ana se detuvo y se regresó, y tímidamente le preguntó a Ramón, -todavía se te para? -. Ramón se rio. - Digamos que rara vez me falla, pero casi siempre hace un buen papel todavía-, le aseguró. - ¿Cuántos años tienes Ramón? - preguntó ella. - Voy para los 65-, le contestó orgullosamente, -y veme: amoladón pero fuerte -, dijo el, haciendo una concha con su brazo. - Eduardo tiene 59 y no se le para muy bien que digamos-, confesó ella. -Pobre de ti-, contestó el. –Dile que ya perdida te compre una verga de ...
... hule -, le dijo riéndose. -Te veo pasado mañana. ¿Sabrás llegar? -, preguntó Ana. -Veré la manera. Tu cuenta conmigo -, le aseguró Ramón. Se dirigió a la entrada y llegó Eduardo por ella. Ramón los vio alejarse, tomó sus cosas y se dirigió a la parada del camión al otro lado del boulevard. ******* Casi a las 10 en punto de la mañana, Ramón llegó al nuevo domicilio de Ana y Eduardo. Ana sabía bien que por ningún motivo Ramón rechazaría la invitación a su casa para tener una larga conversación y después quedarse a comer, y quizá, tal vez, algo más. No hacía mucho calor, el clima era soleado y agradable. Ana se vistió con unos pants deportivos negros, no muy ajustados, que dejaban entrever su aún atractiva figura y hacer que sus kilos de más le dieran una apariencia de un pasado agraciado; pequeñas llantitas en su estómago, su cara un poco más rellena, sin perder su belleza, sus nalgas más rellenas y torneadas por los años, y sus senos, algo más caídos pero muy apetitosos. En esta ocasión no se puso ropa interior. A su edad, Ana no había sido objeto de cirugías como la mayoría de sus amigas. Conservó su belleza lo más intacta posible a lo largo de más de 30 años. Ramón, vestido lo mejor que pudo dentro de su humilde condición, entró a la casa y esta vez, Ana lo besó brevemente en la mejilla. Se abrazaron y se besaron apasionadamente en la boca, ansiosos de revivir aquellos años llenos de calentura y atrevimiento. Ramón, con casi 65 años, se veía mucho más maltratado para su edad. ...