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Mi vecina hace cornudo al marido
Fecha: 04/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
... empecé a perder el tiempo de la tarde. Aprovecharé un momento ahora para contaros algo sobre mis vecinos. Vivimos en una serie de casitas pareadas. Este vecino en concreto no llevaba mucho tiempo entonces viviendo allí. Unos tres meses creo recordar. Trabaja en una empresa bastante importante. Y yo le envidio por los coches que tiene… Su mujer no me da envidia pero sí bastante morbo. Ambos serán de mi edad. Unos 35 años y tienen un par de niñas. La mujer es lo que se dice por aquí una “jaquetona”. Es una mujer no gorda pero grande. Es alta y de formas contundentes. Morena, ojos oscuros, casi algo agitanada, podríamos decir. Dos tetas bien puestas, un culo respingón y una cara bonita. La verdad es que siempre me pregunto cómo ha tenido dos niñas y tener ese cuerpo. Va casi siempre, o yo la veo casi siempre, en ropa deportiva. Su ropa típica son las típicas mallas de deporte, zapatillas deportivas y tal. Algunas veces la he visto en vaqueros ceñidos, pero pocas. Y os contaré una cosa más. Al fin y al cabo puedo sincerarme por aquí. Hace algo de tiempo me di cuenta que tiende la ropa en un tendedero portátil en la terraza. Nuestras casas tienen unas pequeñas terrazas en la parte delantera y desde una se puede ver sin problemas la de los lados. Pues bien un día que salí para ver como de nublado andaba el día vi en ese tendedero colgada toda una colección de ropa interior que hizo que un poco más y una ambulancia tuviera que ir a por mí. Un par de tangas de hilo negros, ...
... unas braguitas naranjas brillantes, unas blancas y un par de ellas de encaje rojo. No os engañaré. Desde ese momento cada vez que la veo me pregunto qué cojones llevará debajo de las mallas. No sé si es bueno o malo reconocerlo, pero es verdad que cada vez que la veo me la como con las miradas. Habrá tías mejores. Pero para mí ésta es un ejemplo, si me lo permitís, de esas mujeres que se catalogan como Milf. En fin que me pierdo. Vuelvo a ese día. Mandé a la mierda la corbata y la camisa, me coloqué el pijama y me propuse echar una tarde sin muchos jaleos. Un par de horas después estaba hasta los cojones de la programación de la tele. Sobre las 20 me coloqué las zapatillas, algo de ropa de deporte y salí a correr un rato a la calle. La tarde se había llenado de niebla. Y la lluvia se había convertido en eso que se llama calabobos. Yo no soy un gran deportista así que con unos 20 minutos de carrera tuve más que suficiente. Un trozo de camino de vuelta a casa lo tuve que hacer caminando. Al llegar a una isleta de contenedores de basura donde echamos los vecinos la basura vi tirándola a mi vecina. La verdad es que yo creía que no estaría por allí después de que el marido se fuera, pero allí estaba. La salude y nos fuimos caminando juntos para la casa. Yo hablaba con ella y de camino le daba un repaso visual. Gracias a esa caminata con ella me enteré que las niñas estaban en Sevilla con los abuelos y que su marido ya iba en el avión. Llegamos a su puerta y mientras ...