Mi esposa con el curita - Relatos Eróticos

Mi esposa con el curita

... dicho del grupo.

Ese fin de semana me comento medio turbada y roja de pena de decírmelo así que sus amigas deseaban platicar con los dos pues habían comentado que no me oponía y así ya que me dijo que algunas señoras del grupo deseaban platicar con nosotros y que si estaba de acuerdo irían el sábado por la tarde, y yo ya estaba mucho más interesado en ver lo que pasaba y en eso le dije que sí, que me parecía bueno que fueran para ver su seriedad.

Al mismo tiempo le dije que preparara unos canapés y unos refrescos, café y té para recibirlas y que se sintieran bien recibidas por nuestra parte cosa que a ella le gustó mucho ya que creía que yo me iba a molestar y que al contrario trataba de que se sintieran a gusto de estar en la casa y platicarnos todo.

Por fin ese día llegaron muy puntuales 3 señoras con las que me presento mi esposa pues ella ya las conocía y ellas comenzaron a platicar y alabar nuestra casa y por fin me preguntaron que si había hablado con mi esposa de su grupo.

Al decirles yo que sí, que me había dicho algunas cosas, pero que yo deseaba saber más de eso, ellas estuvieron de acuerdo y así tomando esos refrigerios que les había preparado en medio de la plática, ellas estuvieron tratando de convencerme totalmente, me dijeron que si estaba de acuerdo que era muy bueno que me interesara y que además si lo deseaba que ellas podrían llamar a el padrecito que de hecho la había propuesto a ella, para que acudiera y que así estaría con nosotros para ...

... que también hablara conmigo.

Yo les dije que si me encantaría poder conocer al sacerdote si es que el seria el que estaría así con ella, y me dijeron que si lo deseaba mientras tanto podría leer un pequeño instructivo para que viera a lo que se obligaba, me entregaron un pequeño librito con algunas de las reglas más básicas y me puse a leer ese pequeño manualito de la agrupación que llaman AFAS-Tuxtla. Mientras ellas llamaron por teléfono al curita para que viniera a mi casa a platicar conmigo y al mismo tiempo con ella.

Al rato que termine de leer lo que decía ese instructivo se lo comenté a mi esposa que según me dijo ya lo había leído pues se lo habían dado a leer anteriormente y ella también estuvo de acuerdo en cumplirlo y hacerlo así.

Ellas rápidamente se despidieron de nosotros para que llegara el curita con más confianza por estar solo con nosotros, y así poder preguntarle ampliamente y comentarle de todo lo que quisiéramos.

A los pocos minutos de haberse retirado ellas, llego él y se presentó a nosotros sabiendo positivamente que ya lo conocíamos al asistir a la iglesia en que estaba y que le conocíamos de varias cosas.

A él lo invitamos una copa que acepto de buen grado y ya tomándola, me pregunto que si ella estaría de acuerdo en hacerlo con él, a lo cual dije que no veía el por qué se pudiera oponer puesto que ella misma me lo había tratado así, pero para que viera su disposición le preguntaría delante de él y la llame diciéndole que quería saber el ...