1. Duermo relajadita, relajadita


    Fecha: 04/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... intentaba retirarme de su lado- mi vida, esto no está bien, déjalo ya- volvió a balbucear casi sin fuerzas.
    
    Aproveché su falta de energía para imponerse y continué más afanada mi mamada pelando con mis manos la piel que no me cabía en la boca. "No, no...", me decía pero se contorsionaba acariciándome el pelo "...no está bien, hija esto no está bien", pero ya me seguía el ritmo y me dejaba moverme con soltura por su cuerpo. Lo había conseguido. Pasé mis labios a lo largo de su verga acariciándole los huevos con una mano, pellizcándole la pielecilla que los recubría, él se encongíó en un gemido, desde abajo chupé de nuevo a lo largo apretando mis labios hasta su capullo y rodeándolo con los dientes apreté mi lengua en su agujerillo.
    
    "Aaaahhhhhh, mmmmmmm", murmuró incorporándose para verme faenándosela. Verlo mirarme mientras se la comía me puso más cachonda. Seguí lamiendo golosa y le cogí una mano, me abrí hacia él y sin dejar de chupársela empujé sus dedos directamente dentro mi chocho. Le moví la mano como si fuera un consolador y cuando aprendió el movimiento devolví mis manos a su cipote cada vez más brillante, terso y rojo. No lo había visto nunca tan grande. Los chicos de las residencias eran chavales de quince a veinte años y aunque de hormonas estaban llenos para experimentar algunas de mis habilidades, de centímetros no iban sobrados los toletes que me había beneficiado. Mi buen amigo Don Ramón, el cura de mi colegio, cuando me confesaba me había enseñado la ...
    ... diferencia entre los muchachos del colegio y él, que podía perdonarme todos mis pecados a cambio de una buena penitencia de rodillas entre sus piernas, pero tampoco el padre Ramón se había levantado tanto como mi padre en aquel momento. Llenaba mi boca y sentía el sabor de las gotitas que se deslizaban ardientes por mi garganta. Mi padre seguía metiéndome los dedos y ya no decía nada, sólo gemía. Dejé de mamársela y cogiendo su mano para que la moviera con más fuerza lo miré.
    
    - Ves como no esta mal papi, a ti te gusta, a mi me encanta- gemí para que se lo creyera más aún- ves papi, esto es maravilloso, mmmmmm, sigue papá, sigue.
    
    Siguió moviendo los dedos con insistencia, me arrimé más a él y me abrí todo lo que pude "chúpame, papi" y me toqué para excitarlo, "chúpale el chuminito a tu niña, cuando era pequeña me gustaba que me bañaras porque así conseguía que me acariciaras y yo sé que a ti te gustaba que te lo pidiera, hoy estas aquí, estamos los dos para darnos gusto papito, chúpame aquí papi", y me tocaba, "cómele el conejito a tu niña...", y bajó su cara hasta mi potorro abierto, noté su lengua explorando mi clítoris y metiéndose entre mis labios chorreantes, no sólo me comía sino que me hurgaba con los dedos y me hacía contorsionar de gusto apretándolo contra mí, "sí, así papi, cómemelo todo, así, más papi, más" y él seguía, "mmmmmm, sí papi sí, pero más, necesito algo más papi, más, hazme más cosas buenas papito".
    
    Me miró como si no entendiera, "más papi, te ...
«1...345...»