1. Ambiguo, ¿Donde la metí?


    Fecha: 10/04/2018, Categorías: Anal Autor: Nazareno Cruz, Fuente: CuentoRelatos

    Revolviendo en el cajón de los recuerdos me topé con esta, teñida del tono sepia de la nostalgia, estamos los amigos del café, festejando el campeonato mundial de fútbol, Argentina del ´78, con los colores de la alegría pintados en la piel.
    
    Estamos todos los que casi quedamos afónicos de gritar ¡Campeones!, está el Dany, y otros amigos entrañables, de los cuales quedan solo algunos, el resto se los llevó la crisis económica subidos en la diáspora de la emigración en busca de la tierra prometida. . .
    
    Como suele suceder a los que peinamos canas, estos encuentros permiten aflorar esos recuerdos que creíamos olvidados.
    
    La historia comienza así:
    
    Transcurría la década del ´70, desconocía el travestismo y del sida ni mentas todavía. Daniel y quien les cuenta (yo), ambos recientemente salidos de la “colimba” (servicio militar obligatorio), éramos tan jóvenes y tan inexpertos que se insertan a “yugarla” en un trabajo formal.
    
    Trabajábamos en una archi conocido comercio de discos de la época, en el barrio de Balbanera, más conocido como “El Once”.
    
    Desde la 12am hasta las 2pm era el tiempo de descanso, aprovechado para salir comer y recorrer la zona para matar el tiempo libre hasta el ingreso a la disquera.
    
    En la esquina de Sarmiento y Ecuador, en el balcón del primer piso de una vieja casa, era frecuente ver a dos pendejas que estaban re-buenas. Saludo va, sonrisa viene, nos vamos hacemos amigos de “ojito”.
    
    Una tarde se la causalidad o casualidad, nunca pude ...
    ... saberlo, se aparecieron para comprar un “long play”, el disco de vinilo de larga duración de la época, me tocó atenderlas.
    
    La ocasión dio la oportunidad de conocernos, le hice el favor de llevar la novedad al precio de saldo.
    
    El agradable trato y la pequeña trampa para conseguirles el descuento acortó las distancias, tanto que se nos dio la oportunidad de que el sábado próximo, que se trabaja hasta medio día, podríamos acercarnos llevando un par de pizas y cervezas para compartir el almuerzo.
    
    Ninguno de los dos tenía novia estable, solo alguna “mina” (mujer) para una relación informal, y desde que las descubrimos en el balcón nos tenía “alzados” (calientes), Dany gustaba de la Marcela, yo re-caliente por, Susy, dijeron tener 18 y 19 pero la segunda, siendo mayor por las facciones más aniñadas parecía la menor de ambas. A la salida nos mandamos con el “morfi” (la comida) para la casa de las “namis” (las chicas), nos esperaban con todo dispuesto, al momento de “manducar” (comer)… se apareció la abuela, que vive con ellas.
    
    Resultó ser una viejita muy “piola” (despierta), tanto que después de comer, discretamente se fue a dormir la siesta, nos dejaba el campo libre para el “chape” y la franela, o para decirlo con un poco más de clase: el manoseo descarado.
    
    En los encuentros de este tipo suelen ser los varones los que nos asignamos la que va con cada quien, claro está que son ellas las que después pueden aceptar o alterar el orden, no lo fue en este caso.
    
    Las ...
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