1. Atendiendo a mi cuñado 2 de 2


    Fecha: 11/04/2018, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues

    ... sus riñones por tenerle en sus camas. Pero Adolfo no era de esos, todo tenía que ser por cariño o amor, y así se habían aprovechado los depravados carroñeros del muchacho cuando quedó deshecho al casarme con Adela. Decidí ser cauto y tener tacto, Adolfo había aprendido a encontrar la mentira en las palabras cuando no se correspondían con los sentimientos, por eso confiaba en lo que pudiera hacerse con Ángel. Cuando hablara con él muchacho se daría cuenta cuáles eran sus sentimientos y de momento no debía saber que me lo había follado. Se sentó en la silla de al lado y le tendí la mano que él no me había entregado, se conformó con un. -¡Hola! Aunque fue cariñoso. Mantuve su mano unos segundos en la mía. -¿Olvidado lo del otro día? Empecemos de nuevo. ¿Qué quieres tomar? -Un marianito blanco y unas olivas. Busque la figura de Ángel, nos miraba desde otra mesa, le hice una señal para que se acercara. Se detuvo ante la mesa con su pequeño block de papel y el bolígrafo. -Ángel ese es mi cuñado Adolfo, hermano de mi mujer. El chaval se puso rojo y no sabía si mirar a Adolfo o a mí. -Adolfo, simplemente para que le llames por el nombre, él es Ángel. Giró la cabeza y la elevó un poco parar fijarse en la cara del camarero, el sol le molestaba y entrecerró los ojos, uno de sus gestos de arrebatadora coquetería que le salían sin querer y enamoraba a quien lo viera. A Ángel por poco se le caer lo que llevaba en las manos para tomar notas. -Encantado Ángel. Y éste se atrevió a replicarle ...
    ... bien hecho. -Yo también, como no vienes a menudo te recordaré cuando vea a tu hermana. El tímido Ángel ya me había sorprendido otras veces por su atrevimiento que no iba con él. Y eso a mi cuñadito le llegó, lo noté en que su gélida sonrisa que mantenía como pose para espantar ya no era igual. -Quiere un marianito blanco y unas olivas verdes sin sabores raros. Ángel tomo nota con rapidez y marchaba para traer el encargo. -Ya ves… -¿El qué tengo que ver? -Que le gustas, no te hagas el tonto. Me estaba sobrepasando y le miré con sincero cariño. -Tengo miedo a todo Juan. Ya estaba bajando la guarda. -Ya he notado sus miradas y las del otro día, y…, bueno no está mal. A pesar de nuestras diferencias Adolfo no era tonto, simplemente se protegía. -Volví después de dejarte en el garaje, le gustas, me lo confeso sin dudar y deberías daros una oportunidad, olvida de una vez a ese puto. -Ya está olvidado pero cuesta volver a empezar para fracasar otra vez. Y así continuamos conversando, era la primea vez que Adolfo me mostraba todo su interior y sus sentimientos de fracaso donde yo fui el primer culpable. -Vamos a comer, el trabajo nos espera. Tiré de su brazo para llevarle al interior aunque él hubiera preferido continuar allí, hablando y sin comer hasta enseñarme el más recóndito rincón de su alma. Durante la comida Ángel nos brindaba lo mejor que era su presencia aunque a veces su jefa se acercaba para escanciarnos el vino, obvio le encantaba servir a mi cuñado. Para mí, atento a lo ...
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