La Bibliotecaria (Episodio 1)
Fecha: 14/04/2018,
Categorías:
Masturbación
Autor: Sindrome33, Fuente: SexoSinTabues
... cada champú de oferta. Aguanté ese esquizofrénico trabajo durante 14 agonizantes meses hasta que, de nuevo la traición de una zorra llamada África, hizo que me despidieran sin más explicación que la que me daba el montón de palabras de un famélico finiquito sobre la mesa del director del local. África se lo follaba. Y no sólo se lo follaba discretamente, sino que contaban las malas lenguas que eran ya las decenas de veces que la habían visto devorando con soltura aquél más que probable micro-pene inútil. África fue una auténtica zorra, una más. Por entonces contaba ya con casi 22 años, apenas había diseñado un par de escaparates y había tenido que arrastrarme para conseguir realizar un buen puñado de trabajos sin relevancia en otras tantas tiendas. Siempre sin pagar bien, siempre malviviendo. Para principios del año pasado, conocí la oscuridad de la depresión. Bueno, jamás tuve dinero para poder pagar el psicólogo que lo acreditase, pero yo se que estuve jodida, muy jodida. Hoy día, tras esta amargura puedo sonreír y pensar por un momento en lo estúpida que pude llegar a ser y en las locuras que pude llegar a cometer, pero lo cierto es que tocar fondo me enseñó a levantar cabeza y a lograr lo que hoy día estoy viviendo y me ocuparé de relataros. Hace 4 meses recibí una llamada a mi móvil. La voz era lejana y silenciosa, pero lo que me dijo fue esperanzador y repleto de alegría: respondían a uno de mis curriculums, enviado a través de una web de empleo rápido y contratos ...
... basura. Les interesaba mi perfil para cubrir una vacante reciente (de la cual apenas me dieron información en ese momento) y creían contactar con la persona adecuada para ocupar ese puesto desde ese momento en adelante. Bibliotecaria. Sé que quizás no es el mejor trabajo del mundo, ni el más motivador. No es diseñar tonalidades o tendencias, no es escoger productos y ordenarlos para transmitir un deseo al comprador. No es trabajar con texturas, objetos, maniquís o fotografías a fin de conseguir despertar el consumismo a quien observa. Pero es un trabajo y, de ello podéis estar seguros, se ha convertido con el paso de estos meses en mi trabajo ideal, del que ni por asomo me desprendería en estos mismos momentos. Respondí absorta en mi propio pensamiento. Balbuceé un “sí, claro” y desde luego afirmé en mi interior una y mil veces que sí, que por fin volvía a ser útil para la vida, que por fin la luz brillaba y, para qué negarlo, los números de mi cuenta corriente también lo harían. En casa todo fueron felicitaciones, elogios, falsas esperanzas cumplidas de rebote y posteriormente dudas. Si aquél iba a ser un trabajo conveniente, si mi formación iba a ser compatible, si estaría preparada para afrontar ese duro reto. Con suerte con 23 años estoy más que acostumbrada ya a tener que soportar las dudas de mis ignorantes familiares, a capear con sus preguntas punzantes y a devolverles capazos de esperanza en monodosis de sonrisas descaradamente irónicas. Si les jode que triunfe, que les ...