1. Los albañiles.


    Fecha: 14/04/2018, Categorías: Gays Autor: machirulo, Fuente: RelatosEróticos

    ... huevos. Al poco, el joven hizo lo mismo, se saco el pito y comenzó a moverlo de arriba a abajo como si le picara; todo ello sin dejar de mirar la revista que tenían ante sí.
    
    No sé que paso, que el más alto, en un momento determinado, empezó a rascarle el pito al otro; debía de ser parecido a cuando mi madre me rascaba la espalda, porque el jovencito suspiraba aliviado. A éste le tuvo que gustar mucho, porque en agradecimiento, se puso a frotar con la mano la pilila de su compañero. .
    
    Pero al cuarentón no debía hacerle mucha gracia, que se la rascara, porque le quito la mano, ¡eso si también dejo de hacerlo con la del joven...! Lo que no entendí, es porque hizo que el chaval se agachara y se pusiera de rodillas, me dio la sensación de que lo estaba castigando; y la pena consistía en meterse el pipi del hombre mayor en la boca.... Esto parecía que le gustaba muchísimo al gigante peludo, porque le decía cosas como” ¡Que bien lo haces!¡Yo sabía que te gustaba!” y cosas parecidas.
    
    La boca del joven albañil debía ser muy grande, pues se había tragado toda la churra del hombre de golpe. De vez en cuando la sacaba y podía ver que ésta se había puesto más grande que antes y muy mojada. Pero el joven albañil sólo la dejaba un breve instante fuera, con lo que no me daba tiempo de contemplar aquel cacharro, todo lo bien que me hubiera gustado.
    
    Como al hombre que estaba de píe le agradaba tanto lo que el muchacho le estaba haciendo, y al joven parecía no digustarle. Pensé ...
    ... que no debería ser un castigo, que debería ser un juego: Un juego de mayores.
    
    Cuando parecía que habían terminado la partida, el mayor le pidió al joven que se levantara; le bajo los pantalones hasta la rodilla y le hizo apoyarse sobre un inconcluso tabique. Circunstancia que hizo que no me aclarará con lo que estaba pasando, porque al principio pensé que era un castigo pero como los dos se lo estaban pasando bien, no podía serlo: tenía que ser un juego Pero entonces, si estaban jugando ¿ Porque lo castigaba de cara a la pared? ¡Ufff, qué lío!
    
    El gigante peludo se agacho tras el muchacho y empezó a mirarle el culo (No sé habrá limpiado bien -pensé- ¡ jolines, pues ya es mayorcito, para que no sepa hacerlo!) Una cosa que me llamo mucho la atención del trasero del joven fue: la cantidad de pelos que tenía. Unos vellos risados y negros que se me antojaba acariciar, al igual que lo hacía el cuarentón con sus enormes manos. A su castigado compañero parecía gustarle como le tocaba, pues suspiraba de forma placentera. Tras un rato de dale que te pego con sus manos en el trasero peludo, el hombre mayor aparto las cachas del culo de éste e hizo una cosa que me pareció asquerosa en principio: metió la lengua en el agujero. Después pensé que debería estar muy limpio, porque para eso, se había llevado un buen rato comprobando como estaba. Por lo que se ve, el que te metieran la lengua ahí, debía ser otro juego de mayores, porque el joven le pedía a gritos que siguiera, que no ...
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