LA CABRONA DEL BAR
Fecha: 15/04/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... tonos verdes esmeralda en los ojos y pintada de negro en cejas que no tenía, con polvos en la cara que la blanqueaban un poco el rostro, pero dado el calor se le escurría por la intensa transpiración.
Al instante supe que me la quería comer, era el prototipo de mujer que me gustaba y antes que se sentara pensaba en sus carnes y la experiencia que seria besarle su intimidad transpirada. Me dijo mirándome de frente, no le gusto ninguna, no le dije me gusto una, cual seria, usted para mi seria ideal, estoy retirada caballero, soy la dueña y la cabrona, las mujeres como usted son las que me gustan, eso esta fuera de todo orden es imposible y se retiro. Pague la cuenta y me fui.
Pero quede prendado por esa vieja gorda, ya me veía lamiendo sus carnes y que ella me chupara el miembro, esa noche me masturbe pensando en ella y su gran trasero. Al otro día a la misma hora fui de nuevo al bar de la cabrona, pedí lo mismo y espere, ya nadie me ofreció nada del “menú”, cuando vi que pasaba la cabrona la llame. Hoy vestía una falda arriba de la rodilla con las mismas botas vaqueras del otro día, que dejaban a la vista sus gruesas y celulíticas piernas un poco más blancas que su tez mate, marcándole aun más el gran trasero, usaba una polera azul sin sostén mostraban sin timidez sus grandes senos caídos y sus pezones salientes. Vino y me dijo al instante, si quiere lo mismo de a noche ya le dije que no, estoy jubilada y se fue. Al irse bamboleo aun más el trasero para que se lo ...
... viera.
La tercera noche ni siquiera se acerco a mi mesa, pero me miraba de reojo. La cuarta, la quinta y la sexta noche pasó lo mismo y yo no había dado con nada en este pueblo. La séptima noche que era la última para mí; había terminado mis quehaceres y debía partir, pero igual fui al bar de la cabrona, por último para despedirme. Hacia un calor increíble esa noche y transpiraba profusamente como nunca, el bar estaba lleno ya que era sábado. Las putas entraban y salían de las piezas con clientes por la puerta que supuestamente daba a las piezas. Cuando estaba por irme se acerco la cabrona y me dijo, supe que se va mañana, si le dije, quede con las ganas de comérmela, pero usted es un hombre de verdad o es otro de esos pajeros que no aguantan nada, yo cuando quiero exijo, es difícil hablar de uno pero tengo buen aguante y usted me calienta mucho, hasta me he masturbado pensando en sus carnes un par de noches; ese comentario parece que le hizo clic y me dijo, mire no lo conozco pero si se dice tan hombre y esta tan dispuesto y si esta para hacer lo que yo le diga estaría dispuesta; que le iba a decir, usted mande no más señora que no la defraudare. Mire, cierro como a las 4 de la mañana, vengase a eso de las 3:30 y vemos que hacemos, pero ya sabe tiene que responderme si no ni venga mejor. No se preocupe le dije, se acordara siempre.
Me fui a la pensión ya que tenia un par de horas, estaba muy excitado con lo que estaba por venir, al fin había dado el brazo a torcer la cabrona ...