1. Nombre de ángel: Matías


    Fecha: 21/04/2018, Categorías: Transexuales Autor: Mewlen, Fuente: CuentoRelatos

    ... premio ante mí, una bicoca... y una insufrible condena autoimpuesta para lograr lo que quería. Estaba seguro de amarla con todo mi ser y, lo principal, estaba seguro que ella sabía que me amaba sin duda alguna.
    
    Nos fuimos quitando la ropa desesperados, pero sin prisa. Cada prenda que caía al suelo lo hacía en un festival de suspiros y manoseos, a veces limpios, otras veces mezclados con nuestra saliva y sudor. Acabé de quitarle la ropa superficial primero y me alejé unos pasos para verla. Casi me mata de emoción allí mismo: Había comprado el conjunto de encaje negro y rojo y lo llevaba para mí. Sus pechos, ahora maduros, aún juveniles y desafiantes, habían ganado un tamaño donde un sostén se hacía imprescindible, pero aquella noche aún disfrutaría yo de aquella lozanía. Continué recorriendo su cuerpo con la mirada y me encontré con que había agregado al conjunto unas bragas negras, mezcla de seda, encaje y látex que encajaban tan bien que juraría, de no haber visto el original, eran parte del conjunto.
    
    Se acercó a mí, tratando de ocultar su inocencia, y terminó de desnudarme. Aún estaba impactado por la visión de su cuerpo enfundado en aquellas prendas; estaba tan excitado que estuve a punto de correrme cuando me quitó los bóxeres. No se sí lo notó o si lo planeó, pero de inmediato comenzó a lamer mi verga. Una vez que estuvo lo suficientemente húmeda la metió en su boca y, no necesitando más de cuatro bombeos, le avisé que me corría. Incrementó el ritmo de su mamada ...
    ... hasta hacerme acabar dentro de su boca. Estaba superado por el morbo. Pensé que la primera vez que tuviera contacto sexual con ella yo llevaría la batuta, pero, francamente, me había dejado anonadado su belleza.
    
    Se tragó mi leche sin hacer ningún comentario, mirándome luego al ponerse de pie, como preguntándome si lo había hecho bien. Reaccioné unos segundos después y, sin mediar palabra, la tomé en brazos y la deposité en la cama. Me entretuve besando su cuello un rato hasta que la oí gemir por primera vez. Me dirigí a sus pechos. Ideales, hermosos, blancos, perfectos. Chupé, lamí, mordisqueé y besé aquellas bellezas por todo lo que no había hecho en aquellos meses. Me agradó ver que respondía bien a la estimulación. Su respiración se hizo mucho más marcada y rápida, sus tetas se hincharon de forma notoria y sus pezones se pusieron duros casi desde el principio.
    
    Separó las piernas y llevó una de mis manos a su sexo. Estaba tan mojada que sus jugos inundaban la tela de su braga hasta traspasarla. Froté divertido, buscando provocarle un orgasmo tan delicioso como el que me había dado ella. Recorrí con mis dedos toda la extensión de su raja, gozándome en estimular su ya abultado clítoris. Presioné suavemente con mi pulgar mientras recorrí sus pezones con mi lengua y sentí los estertores de su venida. Me miró con los ojos llorosos, pero con una sonrisa inundando su cara.
    
    - Fue magnífico... gracias -me dijo-
    
    - Recién comenzamos -le dije-
    
    - Lo sé, pero temía estar ...
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