1. La tentadora oferta


    Fecha: 21/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... boca, ella se quitó rápidamente. Tosió. Los hilos de su baba seguían conectándola con el preciado y bien ensalivado miembro. Secó sus llorosos ojos, tomó un respiro y se puso a mamarla de nuevo, pero esta vez solo la porción que podía y que llenaba su boca.
    
    Ramón se retorcía de placer mientras le acariciaba su cabeza que subía y bajaba….
    
    - ¡Ay mamacita! -, exclamaba el albañil, - ¡mamacita mía!, repetía y repetía, mientras se retorcía de placer, - ¡nunca me la habían mamado de esa manera!, ¡nunca!... ¡eres la mejor!, ¡la mejor mamadora del mundo!, ¡Ay!... ¡ohhhh!... ¡ay!.. ¡y vaya que me la han mamado!-, continuaba, mientras ella no soltaba ni un solo instante su enorme premio, esa recompensa que tanta falta le hacía.
    
    Ana solo gemía y balbuceaba lo deliciosa que sabía, pero retiró su boca cuando sintió un par de palpitaciones.
    
    - ¡Ahhh!-, exclamó Ramón, en tono más relajado, -no tengas cuidado… te puedo decir con confianza que puedo contener mi chorreada hasta el momento exacto-, le aseguró.
    
    Ana aprovechó el momento para tirar la toalla a un lado y lanzarse completamente desnuda sobre el albañil, besándolo con intensa pasión, mientras él acariciaba su espalda y sus nalgas, disfrutando la tersura de su piel y su olor. Se trenzaron y rodaron por la basta cama, de un lado al otro. Ramón metía sus dedos entre las nalgas de Ana y los olía, gozando aquel trance de intenso placer para ambos.
    
    - ¿Qué haces con mi calzón y mi brassiere que te robaste? ¿Eeeeh? -, ...
    ... preguntaba Ana en tono sumamente erótico.
    
    - Hubiera hecho -, contestó Ramón, -pero ya no lo necesito-, agregó.
    
    - ¿Qué hacías entonces?... dime que los olías y te la jalabas con ellos…dime, dime -, le exigía.
    
    - Pues si -, aceptó Ramón. – De hecho, ayer entré a tu cuarto y tomé de tu canasta de la ropa sucia unos -, confesó el albañil. - Casi me los meto por la nariz, ¡que rico huele tu panochita mamacita! -, le dijo.
    
    - Imagínate culito mío -, dijo Ramón, - imagíname con una mano aspirando tu calzón sucio, saboreando el olor de tu panochita y de tu fundillito…. y con la otra jalándomela con tu calzón tieso de tanto meco… ¡ah!, y tu brassiere atado al tronco de mi macana…-, relató.
    
    - Falta de confianza -, le dijo Ana, sonriente... - ¡pero eres un cochino, degenerado! -, le dijo riéndose.
    
    - ¡Yo muriéndome de caliente y tú con esa vergota...!, - ¡eres un desconsiderado!, ¿que no me olías, no me veías como me vestía… para ti? -.
    
    Se soltaron, quedando un momento al lado de cada quién. Con sus largos dedos, Ramón siguió haciendo cosquilleos en sus senos y su estómago, haciendo que Ana se retorciera.
    
    Ella se puso de lado y le sonrió. - ¡Que feo se me fue la onda cuando te empecé a masajear con mis dedos oliendo a mi panocha! -, le dijo.
    
    - ¡Hum! -, si, -contestó Ramón. –Ahí me di cuenta que ya te habías chingado… me imaginé que te estabas metiendo los dedos mientras yo me pasaba tu esponja por la verga -, agregó.
    
    - Enséñame como le hacías -, pidió el ...
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