1. Mi linda sobrina


    Fecha: 23/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Tengo 34 años y mi vida siempre se ha caracterizado por una gran inestabilidad
    
    en mis relaciones íntimas. Soy atractivo y me conservo en una forma física
    
    envidiable para mi edad, practico mucho gimnasio y desde hace tiempo cultivo una
    
    imponente musculatura por lo que nunca me han faltado candidatas con las que
    
    mantener una corta aventura, pero con la edad se va perdiendo el interés y ya no
    
    funciona cualquier tipo de relación. Por eso en los dos últimos años he pasado
    
    la mayor parte del tiempo en soledad, con encuentros esporádicos con el sexo
    
    opuesto que no sobrepasaban el par de semanas de duración.
    
    Aunque vivo solo, apenas a un par de calles de mi vivienda se encuentra la de mi
    
    hermano, cinco años mayor que yo. Gracias a él tengo una sobrina y un sobrino.
    
    La mayor se llama Eva y ha sido mi favorita desde que nació, porque ambos
    
    conectamos bien y he compartido sus inquietudes desde la más tierna infancia.
    
    Sus padres trabajan los dos y es frecuente que caigan en cierta dejadez en la
    
    atención de sus hijos, lo que sin duda favoreció desde siempre nuestro
    
    acercamiento.
    
    Lo que quiero contar sucedió cuando ella tenía 15 años, edad a la que comenzó a
    
    cursar estudios en un nuevo colegio privado, lo que la obligó a tomar el tren
    
    todos los días, tal como hacía yo para ir a mi trabajo. No era infrecuente que
    
    coincidiéramos en el camino de vuelta de la estación, trayecto en el cual
    
    acostumbrábamos a charlar de muy diversas ...
    ... cosas.
    
    Poco a poco nuestras conversaciones fueron ganando intimidad y ella me hablaba
    
    con mucha franqueza de los problemas de la adolescencia, de los cuales no era
    
    menor el relativo abandono al que la sometían sus padres, circunstancia que la
    
    había convertido en una chica un poco independiente pero a la vez insegura. La
    
    ausencia del referente de sus padres en los temas más delicados la llevó a
    
    conceder demasiada importancia a mis opiniones.
    
    El tema sexual también afloró alguna vez, pero de forma discreta. Ella era
    
    partidaria de esperar a enamorarse antes de tener ningún tipo de relación. Sus
    
    ideas y su inseguridad habían provocado que desembarcara en los quince sin que
    
    nadie la hubiera besado. A veces hablábamos de un chico que la gustaba mucho,
    
    llamado Fernando, del que por supuesto se sentía enamorada y con el que
    
    acariciaba la posibilidad de cumplir algún día sus ilusiones.
    
    El verdadero inicio de esta historia data del día en el que decidió hablarme de
    
    una amiga de su misma edad, llamada Elena, que era tan inexperta como ella, pero
    
    que deseaba como fuera desembarazarse del lastre de su ignorancia. El asunto era
    
    que Elena, al contrario que Eva, prefería experimentar con alguien que no fuera
    
    nadie en su vida, con un cualquiera atractivo con el que no arriesgase nada,
    
    antes que con una persona importante con la que sus errores pudieran poner en
    
    peligro una relación. Elena era una chica, por lo visto, muy dominante y ...
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