1. Mi linda sobrina


    Fecha: 23/04/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... correspondiente órgano de Elena. Casi al
    
    instante, como obedeciendo a un instinto primario, su lengua comenzó a describir
    
    círculos con tanta insolencia como la mía. Mi sobrina mientras tanto, apartada
    
    de todo, fingía ver la película, aunque supuse que nos miraba de reojo.
    
    Lógicamente yo había besado una infinidad de veces durante toda mi vida, pero el
    
    hecho de ser participe de aquellos besos virginales me provocó una increíble
    
    excitación. Ella en cambio se limitaba a corresponderme casi de forma monótona,
    
    aunque quise creer que también era presa de una agitación similar a la mía. No
    
    pude contenerme más y ardí en deseos de acariciarla. Puse mi mano en su pierna y
    
    palpé suave su rodilla, mientras hacía intención de remontar bajo la falda, pero
    
    la mano de ella me lo impidió. Decepcionado, intenté también acariciar sus
    
    pechos, pero recibí un nuevo rechazo. Estaba claro que ella deseaba practicar
    
    besos conmigo, pero nada más. Sus tesoros más íntimos parecían reservarse para
    
    algún otro más importante.
    
    Pero yo estaba demasiado excitado. Quería acariciar aquel cuerpo juvenil que se
    
    me negaba como un completo poseso. Jadeaba de pasión y decepción. Supongo que
    
    entonces se apoderó de mí el animal ancestral que sólo desea apoderarse de los
    
    tesoros del sexo opuesto sin reparar en nada más. No puedo decir qué motivó mi
    
    extraña e inesperada reacción. Solo sé que sucedió.
    
    Despacio deslicé mi mano por la espalda y, nuevamente con ...
    ... suavidad, la deposite
    
    en la rodilla derecha de mi sobrina. Noté como ella dio un respingo.
    
    Durante unos momentos prolongué el grotesco cuadro que formaba besando a una
    
    adolescente por un lado y posando mi mano en la rodilla de otra. Esperaba un
    
    rechazo y el final de aquella aventura, pero mi sobrina no se movió. Aquello me
    
    excitó aún más y comencé a acariciar el muslo de Eva, aquel muslo virginal de 15
    
    años que había visto crecer, tanteando por debajo de su falda.
    
    No sé si Elena se dio cuenta de mi maniobra, o si ya había obtenido lo que
    
    quería, o si se tenían que volver al colegio, pero abandonando mi abrazo ella se
    
    puso de pie y dijo que tenían que marcharse. Mi mano se retiró de inmediato y mi
    
    sobrina también se puso de pie. Yo permanecí sentado. En la oscuridad miré a Eva
    
    y vi un extraño brillo en sus ojos que no supe interpretar.
    
    Permanecí en la oscuridad de la sala hasta el final de la película, si bien no
    
    la prestaba atención. No dejaba de pensar en lo que había sucedido entre una
    
    adolescente, mi sobrina y yo. Tenía miedo de la reacción de esta.
    
    Tardé varios días en volver a ver a mi sobrina. Probablemente ella estuvo
    
    esquivando encontrarse conmigo en el tren y yo por mi parte evité ir a casa de
    
    mi hermano. Supuse que ambos estábamos avergonzados de lo que había sucedido y
    
    que no se volvería a repetir.
    
    Una semana más tarde, sin embargo, me sorprendió recibir una llamada suya en mi
    
    casa. Sus padres no estaban y ...
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