1. Hora de disfrazarse


    Fecha: 01/05/2018, Categorías: Incesto Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ... placer. Y ella lo estaba haciendo, se estaba corriendo de placer sin mí. Me tenía castigado, sólo me dejaba mirar.
    
    Un gemido corroboró el hecho de que se había corrido completamente.
    
    Se levantó y arrodillándose contra mí, rozó su coño contra la punta de mi polla.
    
    Me moví inultamente intentando metérsela. Ella rápida se levantó impidiéndolo.
    
    Se quitó las botas, se sentó de nuevo en frente, y con sus pequeñitos pies comenzó a masturbarme.
    
    De vez en cuando dejaba caer un poco de saliva sobre mi polla para luego hábilmente extenderla con la lengua. Me moría de ganas porque se la metiese, ya fuese en su estrecho coño o en su pequeña boquita, pero mis deseos no se vieron satisfechos.
    
    Cuando me faltaba poco para correrme, se levantó y se acostó encima de la cama.
    
    Y desde allí sonriente me propuso un nuevo acertijo.
    
    Esta vez tenía la posibilidad de cumplir mis deseos.
    
    Oh oh, otra vez no.
    
    Volví a fallar la pregunta. Como coño podía ser tan imbécil.
    
    Esta vez se trataba de un kit de juguetes.
    
    Estaba compuesto por una funda estriada, una especie de anillo, una “pulsera” de caramelos.
    
    Cogió en primer lugar la pulsera de caramelos.
    
    Me ordenó que me comiese un par, el resto los dejó encima de la cama para más tarde.
    
    Ahora el turno de la funda.
    
    Era una funda estriada, abierta por el extremo superior.
    
    Si no tenía entendido mal era de aquellos juguetes que servían para retardar la corrida del hombre a la vez que su forma estriada estimulaba ...
    ... a la mujer.
    
    Ante la situación dudé de este pensamiento puesto que ella la colocó de manera que las estrías quedasen hacia el interior.
    
    Igual que antes, me empezó a masturbar con los pies haciendo que la funda subiese y bajase a lo largo de toda mi polla.
    
    Las protuberancias me producían una mezcla de cosquillas y placer.
    
    Esta vez ella llevó su papel de dominación al extremo, no sólo impidiéndome hacer nada y dejándome a merced suya; ahora me obligo a que le comiese todo el coño.
    
    Le supliqué que ella hiciese lo mismo con mi polla pero se negó, y no me quedó más remedio que acatar sus órdenes, era su turno de nuevo.
    
    Allí estaba yo, dándole placer a una chica que parecía insaciable y sin recibir nada a cambio.
    
    No llegara a correrse cuando me ordenó parar.
    
    He de confesar que aunque seguía muy excitado la cosa ya perdiera parte de su grandeza.
    
    Sorprendiéndome esta vez, “mi amazona”, me tumbó sobre el suelo y se arrodilló a la altura de mi polla.
    
    Succionó como nunca nadie había hecho antes la parte de ella que no quedaba cubierta por la funda.
    
    Aprovechándose de la protección de esta, apretó los dientes comenzando de nuevo a deslizar la funda a lo largo de mi gran polla.
    
    Era de lo más placentero que había sentido.
    
    Notaba la presión que ejercían sus dientes. Alguna vez temí que llegase a morder de verdad, pero todo se compensaba cuando notaba aquella lengua húmeda dando vueltas sobre la punta de mi polla.
    
    Ver aquella boquita hacerme eso me ...