La princesa Amanda Cap.1
Fecha: 12/05/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Amo a mi prima, por más raro que parezca desde siempre he estado obsesionado con ella. Cuando ambos teníamos once años mi padre acostumbraba a llevarme a su casa para asar carne, mientras todos los adultos preparaban la cena afuera en el patio ella y yo nos íbamos a su cuarto junto con unos cuantos primos algo menores que nosotros. Estando ahí solos, o prácticamente solos porque los otros chicos eran muy pequeños para entender las intenciones de los juegos de mi prima, la reina y los súbditos, así era como le llamaba a el juego, ella ordenaba cosas y nosotros la obedecíamos.
—Exijo que pongan en orden todos mis zapatos.
—Lo haremos, princesa —dijimos todos los primos intentando sonar iguales.
Aunque todos éramos súbditos de ella, a mí me tenía cierta manía, no se si porque le caía muy bien o porque era apenas dos meses mayor que mi prima y manejar a alguien mayor que ella le gustaba más.
—Súbdito Axel (ese es mi nombre), quiero que te pongas de rodillas— impero cuando vio que no estaba ayudando mucho en agrupar las zapatillas con las zapatillas y las sandalias con las sandalias.
—Está bien, Amanda —he ahí mi error, dije la frase “está bien” en vez de solo decir sí, y después de ello me digirió a ella por su nombre, cosa que no le gusta que haga nadie mientras jugamos. Todo esto fue suficiente para convertirme en su súbdito personal. Se levanto de la cama donde estaba sentada con las piernas cruzadas y se acerco con un mal gesto hacia mi
—¿Quién demonios ...
... te crees? — al decir la palabra con d mis primos se asustaron bastante, su actitud era la de una maestra de escuela enojada, y a los once años o menos a todos nos asustan las maestras
Tartamudee un poco al intentar responderle —Pe. Perdón, yo solo pensaba que podía llamarte Amanda
—Entonces pensabas que podías faltarme el respeto y salirte con la tuya —mi prima me dio una patata en la espalda y me tumbo al suelo
—Desde ahora ya no serás un súbdito sino un esclavo, ¿entendiste, perro?
Ese fue el momento que lo cambio todo, por alguna razón ella estaba increíblemente enojada y yo terriblemente asustado, apenas logre contestar
—Sí, mi princesa— dije casi susurrando —pero no fue suficiente
—Los súbditos me pueden llamar princesa, tu en cambio me empezaras a llamar ama
—Sí, mi ama
—ahora tendrás obligaciones especiales y como eres un nivel más bajo que los súbditos serás tratado de peor manera. Besa mi pie
—¿Cómo?
—Se has equivocado de nuevo, esclavo. Dale un beso a mi zapatilla
—S. sí, ama —con miedo, me acerque arrastrando mis rodillas a ella estando de pie, junte mis labios a la punta de la zapatilla que llevaba puesta y le di un tímido beso
—Vas a obedecer todo lo que diga desde ahora, ¿cierto?
—Lo hare, ama —en este punto mis ojos estaban llorosos y mi mirada baja, sin embargo, la sonrisa que me dio mi prima en ese momento se sintió tan bien que yo se la devolví, luego regresé a bajar la cabeza.
Aunque antes de todo ella y yo éramos ...