La princesa Amanda Cap.1
Fecha: 12/05/2018,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... con esas mismas zapatillas, seguramente todo el sudor se ha acumulado herméticamente. Curiosamente huelen a queso, así como la típica idea de a que huelen los pies apestosos, huelen a queso añejo.
—Que estas esperando, esclavo, limpia mis pies —mis primos nos miran con los ojos altamente abiertos, Angelica es la más feliz de todas.
—Sí, ama Amanda
Lo hago, nunca había hecho nada parecido, y es que realmente nunca me había fijado en los pies de ninguna mujer hasta ese momento, no me atraía la idea de chupar unos pies sucios, sin embargo, la orden de mi ama no solo es suficiente, sino convincente y me hacía quererlo de una forma extraña y exagerada; si ella quiero hacerlo, yo lo quiero más aún. Mi lengua hace contacto con su planta, mi saliva se riega en todo su pie y logra quitar la pegajosa textura del tacto que seguramente fue provocado por el sudor. Parezco un verdadero perro, mi ama sabe esto y ríe, ya con los dos pies descalzos, ella los junta y alza las piernas, así únicamente con mi boca puedo chupar su par de pies.
Solo quince minutos y sus pies están llenos de mis babas, mi lengua seca y encuentro un sabor salado en boca. Ahora sigo haciendo lo mismo esperando que mi ama diga algo, miro sus piernas blancas, su falda purpura, su camisa a cuadros rojos y negros, su rostro sonriente, sus lentes, su coleta, sus cejas marcadas, sus labios rojos resaltando en su pálido rostro y finalmente veo que es realmente linda. Observa lo que hago y me contesta.
—¿Ya ...
... se cansó su boca? —mis primos se ríen —Bien, mis pies se sienten muy bien, de hecho, están bastante húmedos, eres como una babosa —en ese momento golpea levemente mi mejilla con su plata y me moja con mi propia saliva, yo solo hago una mueca.
—¿Tienes hambre, mi esclavo? —no se a que va la pregunta, así como no sé cómo contestarle
—Me encuentro bien, gracias por preguntar, ama —digo confundido y con la mirada en sus pies
—Yo no pregunte eso, ya hemos jugado mucho, ¿tienes hambre?
—Bueno, si tengo algo de hambre, ama
—Entones tendré que alimentarte —quisiera saber que quiere decir con eso.
—Niños (se refiere a mis primos), bajen al comedor —dice ella, de inmediato salen de su cuarto y bajan las escaleras hasta llegar al comedor.
—Aun tengo que hacer algo contigo, quítate la camisa
—¿Disculpe, ama? —lo que me pide es algo extraño, como puedo estar sin camisa en una casa ajena, mis tíos seguramente me verán y me dirán algo.
—Solo hazlo, es mi esclavo a haces lo que diga —así que la obedezco, como miedo me quito la camisa que vestía y la dejo en el suelo
—Ahora gatea hasta abajo, mientras estemos solos, tu debes gatear y no caminar. Sígueme.
Detrás de ella y sin camisa la sigo, creo que ella se hace la idea de que soy una clase de perro. Golpeo mis rodillas en las escaleras, pero finalmente logro bajarlas, es ahí donde me asusto al ver que mis tías se encuentran hablando en la sala, respondo rápido y me pongo de pie para que las señoras no me vean ...