Yo no quería ser "putita"
Fecha: 13/05/2018,
Categorías:
Incesto
Autor: Vanessa0022, Fuente: SexoSinTabues
... solo cuando mi tía no estaba presente. Cuando ella estaba, él no me hacía mucho caso. Una vez me dio una nalgada cuando yo estaba lavando trastes. Solamente llegó y de la nada, ¡taz! Volteé a verlo algo espantada, por la sorpresa, no por el dolor. La última vez que me nalgueó antes de eso fue cuando accidentalmente tiré pintura sobre sus botas. Yo tenía siete años, y obviamente lo había hecho para reprenderme. Esta vez la nalgada no tenía fundamentos. Él solamente me sonrió y siguió preparándose un sándwich. Yo no dije nada, solo me ruboricé y continué con mis deberes. Pero esas nalgadas esporádicas y sus acercamientos extraños continuaron unos meses más. Obviamente, solo cuando mi tía no estaba presente. Yo ya había cumplido catorce años cuando una noche desperté y lo vi a él sentado a mi lado en la cama. Me había quitado la sábana de encima y estaba solamente en bóxer, pero con el miembro afuera, agitándoselo efusivamente. --¿Qué estás haciendo! – le dije, casi gritando mientras jalaba la sábana para taparme. Él se puso de pie y se guardó el miembro. --No grites, no es necesario. Los niños duermen. Juro que nunca te he hecho daño, solamente me gusta verte. Eres hermosa. Jamás te haría daño. – decía eso mientras salía de mi habitación. Al siguiente día, el camino a la escuela fue diferente. Casi no hablamos. Regularmente, me dejaba a mí primero y luego iba a dejar a los niños, pero esa vez los dejó a ellos primero. Y cuando íbamos llegando a mi escuela, me dijo: Por favor ...
... no vayas a decir nada a nadie. No vuelve a suceder. Yo no quiero hacerte daño. Cuando llegamos a la escuela, por rutina me acerqué a besar su mejilla y darle las gracias, y él cambió el rutinario “que tengas un buen día” por un: Te quiero, Vane. Sentí un ligero peso en mi estómago y así caminé a clase. Estuve distraída el resto de la semana. De la nada, venían a mi mente todas las nalgadas que me había dado, las disimuladas miradas a mi escote, su mano agitando su miembro enseguida de mí. Pero entre más pasaba el tiempo, menos recurrentes eran esos recuerdos. Todo volvía a la normalidad. Y aunque las miradas disimuladas continuaban, él dejó de nalguearme y puso un poco de distancia nuevamente. En el transcurso del semestre, entró a mi clase de geometría una chica nueva. No era guapa, pero sí muy extrovertida. En poco tiempo ya era popular. Una vez me tocó trabajar con ella y otros dos chicos en trabajo grupal. Yo me concentraba en el trabajo, pero escuchaba sus charlas con el resto del grupo. Ella decía ser bisexual. Uno de los chicos le preguntó que si sus padres lo sabían y la apoyaban. --Al principio, mi padre se enojó, pero mi madre habló con él y le dijo que solamente era una fase. Ahora él lo acepta, y hasta creo que se excita cuando me ve besando a otra chica. Yo no podía creer que ella estuviese diciendo eso de su propio padre. No dije nada, pero por dentro me escandalicé. Ella siguió hablando. --Cuando va una amiga a casa, él siempre está atento para ver si solo somos ...