1. Los amigos de mi mujer (1)


    Fecha: 14/05/2018, Categorías: Confesiones Autor: komo, Fuente: CuentoRelatos

    ... movimiento, Marta se estremeció, y empezó a resoplar. Fui empujando poco a poco el falo, hasta que la zona que tenía los gránulos empezó a introducirse en su babeante vagina, y la respuesta de Marta, fue menear sus caderas y acelerar su jadeo.
    
    -¡Cariño… ya… dame con el vibrador…!
    
    Apliqué una gota del estimulante sobre su clítoris y sus labios vaginales, siguiendo las instrucciones de la vendedora, frotando suavemente, hasta percibir el frescor de la esencia estimuladora… Después, puse en marcha el vibrador a la mínima velocidad, y acerqué las orejitas del "conejo" al clítoris de Marta… Dio un bote en la cama. Al sentir el contacto con la vibración no pudo contener el espasmo.
    
    ¡Suave… cariño… poco a poco…!
    
    Tras unos segundos de tanteo, ya el contacto, pudo ser más íntimo y gozoso, pues su respiración pasó a ser un jadeo entrecortado. Sus caderas comenzaron a acompañar los movimientos del vibrador. A fin de operar con más precisión el vibrador, me recosté de lado entre sus piernas, manejando el vibrador con una mano, y descubriendo el clítoris para que quedara expuesto, con la otra. Aplicaba las orejitas del vibrador, una a cada lado del abultado clítoris, de forma que la caricia, no podía ser más intensa. Marta disfrutaba las caricias intensamente… Alzó su cabeza, y me pidió que pusiera al máximo la vibración. Así lo hice, y comenzó a moverse compulsivamente. En un instante, se giró sobre su cadera, y alcanzó mi pene con su boca, que comenzó a mamarlo de ...
    ... forma desesperada. Mi mano, seguía empujando el falo con los motores a la máxima velocidad… ella me cogió la mano que sostenía el juguete, y la atrajo con fuerza hacia adentro, clavándoselo hasta el fondo de su vagina, a la vez que su boca, devoraba, más que mamaba mi verga, hasta que los dos, ya sin poder evitarlo, alcanzamos el orgasmo, ella, con mi mano prisionera de sus piernas, y yo, con el pene secuestrado en su boca. Le entregué mi semen como rescate, y lo liberó, tras descargar mi último espasmo eyaculatorio. Su boca quedó plena del jugo de mi amor, mientras unas gotas escapaban por la comisura de sus labios…
    
    Paré y extraje suavemente el falo de su prisión, y me acomodé junto a ella. La abracé con ternura… Miré sus ojos, semi entornados, y lamí la gota de semen que escurría por su barbilla. Después, la besé con fuerza en la boca, esa boca que me había proporcionado el orgasmo más placentero de toda mi vida… Nos acomodamos abrazados, y, mientras nos alcanzaba el sueño, repasé nuestra actividad amorosa de los últimos días. El balance era muy positivo para ambos. Habíamos vencido la rutina y algunos prejuicios, y, al menos yo, estaba decidido a seguir por el camino iniciado.
    
    Miré a Marta. Sus ojos estaban semicerrados, ya casi dormida.
    
    -Marta, nos hemos olvidado de poner nombre a este " otro amigo"…
    
    -Hugo -…respondió casi con un hilito de voz…
    
    -Hugo -… repetí… -sonreí, y repetí, de nuevo… -Hugo… y Carlo…
    
    Y nos dormimos así, como dos jóvenes amantes… 
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