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Ella me convierte en su esclavo y juguete
Fecha: 14/05/2018, Categorías: Masturbación Autor: adoniss404, Fuente: CuentoRelatos
He llegado al hotel. Me diste la orden de llegar antes para tener todo preparado y recibir correctamente a mi ama. Tras subir a la habitación, me quito la ropa hasta quedar en ropa interior y espero junto a la puerta tu llegada. Un cuarto de hora después, según lo acordado, llamas a la puerta. Mi corazón se dispara de emoción. Estoy muy nervioso y a la vez excitado como un perro en celo. Abro la puerta y comprobando que eres tú, me pongo de rodillas en el suelo, ante ti. Estás deslumbrante. Llevas unas preciosas sandalias de tacón, como siempre soñé, y una falda más o menos corta que deja ver tus preciosas piernas. Entonces dices con voz serena pero firme, —puedes besar mis pies. Siento un golpe de emoción en mi pecho y con rapidez y delicadeza me acerco a tus deliciosos pies para besarlos repetidas veces por el empeine y los deditos que asoman por las sandalias hasta que me ordenas detenerme. —Levántate y quítate esos estúpidos gayumbos. Inmediatamente me pongo de pie y lo más rápidamente posible me los quito. Entonces miras hacia abajo y sonríes maliciosamente. Te encanta ver que tú perrito está muy contento de verte. Miras fijamente y con regodeo cómo mi polla está totalmente dura. Me siento humillado al ver la evidencia de mis sentimientos y emociones. Desnudo ante mi diosa y totalmente empalmado. Tú sigues vestida y te gusta dominar de esta manera la situación. Tu esclavo no tiene derecho a ver ninguna de tus intimidades si no se lo gana como es debido. ...
... Entonces avanzas dos pasos y segura de ti misma acercas tu mano derecha hasta mis huevos para asirlos con firmeza. Es entonces cuando siento que tengo lo poco que me queda de hombre dentro de tu puño. Tú eres consciente de ello y me miras fijamente a los ojos diciendo —ahora es cuando vas a hacer lo que yo te ordene, entendido? —Sí" respondo yo rápidamente. Entonces tú muestras enojo por mi respuesta frunciendo el ceño y apretándome un poco los huevos me dices —Cómo has dicho? Yo responde inmediatamente con tono más elevado —Sí, mi ama! —Bien", respondes sonriendo —Veo que aprendes rápido. —Estoy cansada, quiero que me des un masaje en el cuello." Te acuestas sobre la cama y bajándote los tirantes de los hombros me ordenas que masajee tu cuello. Yo sigo totalmente empalmado. Me pongo de rodillas a un lado tuyo y empiezo a utilizar mis manos sobre tu delicada piel. Me encanta tocarla y acariciarla. Lo hago con todo el cariño del mundo conteniendo mi pasión por devorarte. Entonces se te ocurre controlar más la situación y me dices —Quiero que me des bien este masaje pero no te voy a decir nada. No obstante sabrás perfectamente cuándo lo estás haciendo bien. De la misma manera, cuando me estés masajeando una zona que no me interesa, también te enterarás. —"Sí, mi Ama", respondo yo preguntándome cómo sería. La respuesta apareció inmediatamente. Alargaste tu mano hasta mis huevos, cogiéndolos por abajo. Yo sigo masajeando. Entonces decido ir bajando por la espalda. Empiezo ...